Los molinos de viento forman parte de la historia reciente del Campo de Cartagena. Algunos de ellos están situados a las afueras de la comarca, mientras que otros conviven y se integran con las ruinas romanas o las fortificaciones militares del centro de la ciudad portuaria y son parte esencial del patrimonio rural de la zona.

El Campo de Cartagena cuenta con más de 160 molinos, gran parte de ellos situados dentro del término municipal cartagenero. Sin embargo, casi todos son de titularidad privada, por lo que el Consistorio no puede acceder a ellos para reformarlos a no ser que sus propietarios concedan un permiso especial al Ayuntamiento, según confirman desde la propia administración local.

Esta semana culmina la restauración del último molino de titularidad municipal que aún no había sido restaurado. Se trata del Molino de las Piedras, ubicado en la zona norte del barrio de Los Mateos sobre un promontorio rocoso en la zona este de entrada a Cartagena. Esta construcción destaca por su gran valor paisajístico, ya que se conecta visualmente con el Campo de Cartagena y los cabezos de la Fraila, Beaza y Ventura, al tiempo que permite contemplar los principales castillos del entorno de la ciudad con el de Los Moros, San Julián o Despeñaperros.

Los trabajos han finalizado con la instalación del chapitel del inmueble. La reforma se ha llevado a cabo en poco más de dos meses. En septiembre, comenzaron los trabajos de rehabilitación del interior del monumento, que incluían su impermeabilización con una cubierta plana para evitar problemas de goteras y filtraciones de agua en el futuro que comprometan la conservación del molino. El proyecto cuenta con un presupuesto de cerca de 30.000 euros.

Durante los últimos meses, el área de Patrimonio también ha llevado a cabo la restauración del Molinete, cuya reforma terminó el pasado mes de julio y tuvo un coste de 7.000 euros. En este caso, los trabajos consistieron en la reparación de los muros que marcan el aterrazamiento de la época tardorrepublicana, los accesos y vallas perimetrales, la reposición de gravas donde era necesario y la instalación de puertas «antivandálicas», indican desde el Consistorio. Puesto que, al igual que el Castillo de los Moros, el monumento también había sido objeto de actos vandálicos antes de su restauración.

En 2019 el Ayuntamiento de Cartagena acometió la restauración de la Casa Molino del Monte Sacro, con fondos de la Sociedad Casco Antiguo de Cartagena. Las obras de esta infraestructura puesta en marcha en 1884 y que tuvo actividad hasta finales del siglo XIX consistieron en la recuperación de elementos originales y la rehabilitación del chapitel, las aspas y el palo guía. El montante total de la restauración ascendió a los 90.000 euros.

En 2019 también se rehabilitó el Molino Zabala, de titularidad privada, ubicado en la diputación de Perín. El inmueble, construido en el siglo XVII, había sido ya restaurado en 1999 con fondos europeos pero requería una nueva reforma. Los vecinos de la diputación habían demandado en varias ocasiones la restauración del molino durante los últimos años, por lo que el Gobierno local se comprometió personalmente a llevar a cabo durante la presente legislatura. El Molino Zabala es el más antiguo de la Comarca de Cartagena, en el Catastro de Ensenada, en 1755, aparece registrado.

La recuperación de estas construcciones rurales de gran valor para el patrimonio cartagenero supone otro atractivo turístico más para la ciudad portuaria que se suma al romano, modernista y defensivo.

La alcaldesa de Cartagena y responsable del área de Patrimonio, Ana Belén Castejón, asegura que «estas edificaciones son una muestra viva de nuestra rica historia que debemos respetar y valorar, y al ser restauradas podremos disfrutar de verdaderas joyas arquitectónicas de nuestro municipio» y reconoce que con la colocación del chapitel del Molino de las Piedras, se salda «una de las asignaturas pendiente de esta administración».

Además, también hay propietarios de construcciones privadas que, por medio de subvenciones, pretenden rehabilitar o mejorar el estado de conservación de sus molinos con la idea de ponerlos en valor y generar visitas y acciones vecinales.

Es el caso del Molino Espartero de Alumbres y del Molino Harinero de La Magdalena. También se han estado llevando a cabo visitas de escolares o grupos de asociaciones de mayores en el Molino de Zabala.