La posibilidad de que el campamento pudiese cambiar de ubicación existe. Su actual enclave está sobre suelo municipal, pero no así la feria de atracciones, por lo que se baraja trasladar todo a otro lugar.

Esta redacción ha llevado a cabo desde las fiestas del Año XXX un sondeo entre cien festeros que no ocupan cargos directivos, de los que el 86% es reacio a alejar la gran aldea del centro de la ciudad, mientras que un 12% no cree que afecte o indica que desde hace años se sabe que no sería definitivo el actual emplazamiento. A un 2%, por su parte, les da igual.

Son bastantes los que piensan que trasladar el campamento a Mandarache (una de las opciones barajadas) será muy perjudicial, «pues se aleja mucho del centro de la ciudad y hay tramos en el que el trayecto de los desfiles será muy frío». Incluso hay quien comenta que ubicarlo en esa zona le es más cómodo por su lugar habitual de residencia, «pero reconozco que no beneficiará a las fiestas».

Varios recuerdan que el éxito de Carthagineses y Romanos es que brotó desde dentro de la ciudad, «con lo que todo lo que sea alejarlo no es bueno». Hay siete festeros que van a más y tienen la sensación de que si esto ocurre, «comenzará a agonizar la fiesta». Hay quien matiza que el problema «no es el campamento, sino la feria. No sé cuál es la solución, pero creo que se puede encontrar y evitar un traslado que no nos gusta a la mayoría».

Otros comentarios son: «Esta amenaza es mayor que la que tuvimos con el problema del relevo generacional» / «Habrá mucha distancia entre los actos oficiales y el campamento. Eso no es bueno y ni poniendo autobuses se paliaría ese daño a las fiestas» / «Muchos festeros ya tenemos una edad como para estar de mudanzas».

Otro problema es el económico. «Cuando cambiamos el campamento del Pryca al Cartagonova hubo gastos importantes, como la cimentación de nuestros campamentos. ¿Asumiría el Ayuntamiento ese desembolso, que podría ser de unos diez mil euros por grupo, cuando también tendría que acometer infraestructuras generales del campamento?», se pregunta un carthaginés.

También cabe recordar que en las fiestas de 2019, el acto oficial de la sesión del Senado lanzó su total oposición: «Quieren desalojarnos y levantar ahí viviendas con el plan Rambla. ¿Qué sentido tiene construir en terreno inundable y que suponga mandarnos a Mandarache o a los terrenos radioactivos de El Hondón? Quieren quitarnos de en medio para no molestar a los nuevos vecinos», expresaron ante los numerosos asistentes, recibiendo muchos aplausos mientras lanzaban el 'No nos moverán'.

Hay dos festeros que nos han indicado que les da igual dónde esté el campamento, «porque la fiesta la lleva cada uno dentro». Otros tres sí asumen el traslado («pues cuando vinimos al actual campamento ya sabíamos que no era un enclave definitivo») y otros tantos lo asumen «porque es la única opción para mantener juntos la feria y el campamento».

Dos comentan que en la zona de Mandarache »se facilitarán los aparcamientos para los coches y no habrá problemas con la música» y tres apuntan que el cambio «puede ser bueno si se produce como el inicio de una renovada e ilusionante etapa». Un romano, por su parte, expresa que no será «un drama si el Ayuntamiento se involucra plenamente con las infraestructuras de agua, luz y otras actuaciones».

Sobre este asunto, José Antonio Meca, presidente de la Federación de Tropas y Legiones, expresa que no puede asegurar «al cien por cien que nos quedaremos en el actual lugar, pero sí tengo un compromiso de que ahí estaremos mientras queramos los festeros. Confío que esas palabras sean ciertas. El problema está en el espacio para la feria de atracciones y es cierto que nos gustaría seguir junto a ellos».

La 'leyenda' de una gran aldea estable

­Carthagineses y Romanos se convirtió en un fenómeno popular desde que surgió en la última década del siglo XX. Su auge propició que muy pronto surgiese la posibilidad de tener un campamento estable, evitando así que los festeros tengan que montar y desmontar sus recintos en cada edición al poder levantarlos de obra. La realidad, mucho tiempo después, es que la asignatura sigue suspensa.

Conchi Gil, cuando se convirtió en la primera mujer que presidía la Federación de Tropas y Legiones, ya tenía ese objetivo en su programa. Incluso, en 1999, el entonces concejal de Cultura anunciaba que el recinto iba a tener cerca de cien mil metros cuadrados en la rambla de Benipila, acogiendo en su interior los recintos de los 50 grupos, un museo, dos plazas para los actos festeros y un espacio para la feria de atracciones.

El Ayuntamiento organizó un concurso en el que 17 arquitectos presentaron trabajos, pero quedó ahí. Con el estreno de la ciudadela en su actual ubicación, Juan José García, cuando en 2001 tomó posesión como presidente, dijo que esperaba que fuera un gran paso hacia ese recinto estable. No fue así. La apuesta fue ir aplicando mejoras en ese emplazamiento y la opción deseada se fue diluyendo. Hoy los festeros siguen ambicionando un recinto estable, aunque también tenga otros usos.