Más de cincuenta vecinos del barrio cartagenero de San Ginés fueron desalojados ayer de sus viviendas ante el «alto riesgo de derrumbe» de un edificio colindante a los tres inmuebles desalojados. Se trata de un edificio sin habitar que se encontraba en muy mal estado. Durante la mañana de ayer, los técnicos de la empresa responsable se desplazaban hasta la zona para intentar reparar los daños. Sin embargo, tras comprobar que las vigas del edificio se encontraban en muy mal estado y que existía un gran riesgo de derrumbe, avisaron al Ayuntamiento de Cartagena para que procediera al desalojo de los tres edificios colindantes, donde hay un total de 22 viviendas.

En torno a la una y media de la tarde, hasta allí se trasladaron efectivos del cuerpo de Bomberos, dos patrullas de la Policía Local de Cartagena, los arquitectos de la empresa responsable de las obras de reparación y el concejal de Seguridad Ciudadana, Juan Pedro Torralba. También acudieron varios trabajadores de Servicios Sociales «por si había que dar soluciones habitacionales a alguna de las personas desalojadas», explicaron desde el Consistorio. Los agentes de la Local avisaron a los propietarios de las 22 viviendas para que abandonasen lo más rápido posible sus domicilios y procedieron a acordonar la zona.

Finalmente, según informaron fuentes municipales, «se retiraron los elementos que tenían riesgo de desplomarse con una grúa, y acompañados por efectivos de Bomberos de Cartagena comprobaron el estado del inmueble». Tras realizar una segunda inspección del estado de los tres edificios colindantes, el Consistorio autorizó a los vecinos a regresar a sus viviendas sobre las cuatro y media de la tarde.

Aunque por el momento lo que queda del inmueble se encuentra en un estado óptimo y no existe ningún tipo de riesgo de derrumbe, según aseguran desde el Ayuntamiento, los vecinos dicen estar «muy indignados», ya que hasta que los agentes de la Policía Local y los efectivos del cuerpo de Bomberos avisaron a los propietarios de las viviendas del desalojo, desconocían el estado en el que se encontraba el edificio colindante. «Salieron todos muy rápido y con gran indignación, algunos iban a acceder a sus viviendas porque llegaban del trabajo y no les dejaron, por lo que muchas mascotas quedaron atrapadas en el interior de las viviendas», explica Maria Eugenia Sáez, propietaria del bajo comercial del edificio damnificado. «Yo tenía conocimiento del peligro desde el día 16 de agosto, cuando ya se produjo un desprendimiento de menor gravedad», relata la empresaria. «Sin embargo, entiendo el cabreo del resto de vecinos que desconocían la situación». El Ayuntamiento de Cartagena ha dado dos meses de plazo a los propietarios del inmueble para que subsanen todas las deficiencias pero, hasta que esos arreglos no se hagan efectivos, Sáez no podrá entrar de nuevo en su negocio.