La plataforma cultural Almarjal junto con la asociación de vecinos Barrio de San Diego presentaron el pasado 10 de agosto una denuncia ante el Ministerio de Cultura por posible delito de expolio en la destrucción de un muro de origen púnico en un solar de la calle San Diego.

Durante las obras para edificar alojamientos turísticos, que se enmarcan dentro del plan de recuperación del casco histórico, se halló un muro perimetral de más de 2.300 años de antigüedad, pero días después había desaparecido.

Los denunciantes dicen que «la destrucción del muro no estaba justificada por ningún criterio arqueológico y se ha procedido exclusivamente por la necesidad de la empresa constructora para recuperar una planta sótano para aparcamientos u otras necesidades».

Sin embargo, desde la Asociación para la Defensa del Patrimonio (ADEPA) y desde el propio Ayuntamiento de Cartagena aseguran que todos se ha hecho dentro de la legalidad, y que la denuncia no tiene ningún recorrido, porque la destrucción del muro quedó documentada y justificada previamente. «El proceso de excavación se hizo con el visto bueno del arqueólogo municipal y el permiso de la Dirección General de Bienes Culturales; la aparición del muro se documentó y se extrajo porque debajo había niveles que podían resultar más interesantes para una investigación», explican desde ADEPA.

La polémica surge porque el solar está situado dentro del casco antiguo de Cartagena, en una zona considerada como Bien de Interés Cultural (BIC). Por ello, la asociación vecinal y Almarjal han presentado esta denuncia contra la Dirección General de Bienes Culturales de la Comunidad Autónoma y contra el Ayuntamiento, «como primer y segundo responsables».

«Desde nuestras asociaciones consideramos que estas prácticas se han ido desarrollando en el casco antiguo de Cartagena durante las últimas décadas, sin que los ciudadanos hayamos tenido conocimiento de ellas, por la práctica habitual de vallar los solares para la ocultación de los mismos, práctica que debería desaparecer inmediatamente», critican ambas entidades.

A la espera de la memoria

Después de la denuncia de los hechos por parte de la oposición, ADEPA solicitó información sobre el caso, aunque esperaban que se convocara una reunión extraordinaria y no se hizo. «No es que lo hayan hecho muy bien, pero tenemos que creernos su versión. A la espera de la memoria que lo corrobore, no tenemos razones para dudar de ello y no es que el propietario rompiera el muro así por las buenas», dicen desde esta asociación.

También explican que es normal que, «si los restos no se van a conservar porque no tienen suficiente valor arqueológico, se retiren para seguir excavando», porque este tipo de muros no se pueden «quitar y poner».