El doctor en ingeniería industrial Andrés Sanz ha desarrollado un método novedoso para predecir y analizar cómo se comporta un acuífero y los manantiales asociados al mismo, cuando un evento sísmico se produce incluso hasta miles de kilómetros de distancia.

Sanz ha analizado la relación entre un terremoto y las afecciones en las aguas subterráneas. El agua subterránea se comporta de forma desigual según los diferentes tipos de roca. Depende de si ésta es de naturaleza sedimentaria, cristalina o plutónica.

El doctor ha utilizado un modelo matemático para establecer esta correlación a partir de datos históricos que ha analizado y el estudio de parámetros como la distancia al epicentro, la extensión de la falla, la naturaleza de la roca, la energía liberada por el terremoto y los parámetros hidráulicos físicos y geométricos, entre otras cuestiones.

Andrés Sanz ha analizado durante casi tres años datos históricos del fortísimo terremoto de Lisboa de 1755, de magnitud 8-9, que produjo más de 2.400 muertes en la península Ibérica y afectó a la ciudad lusa, Cádiz y Huelva. Entre los legajos analizados se encuentran los relacionados con el tsunami que sufrió la costa suroccidental de la península.