El Ayuntamiento de Cartagena busca una solución integral a las aguas de escorrentía que atraviesan el Llano del Beal. Los residuos contaminantes que arrastran las lluvias son un problema enquistado en la comarca de la Sierra Minera, y la alcaldesa, Ana Belén Castejón, planea invertir más de 500.000 euros en desviar las aguas y restaurar definitivamente la balsa de San Agustín. Sin embargo, la apuesta del Consistorio no convence por el riesgo añadido que supone para el Mar Menor, y desde el Gobierno de España ya avisan de que el plan puede ser ilegal.

Fuentes municipales aseguran que el interceptor de pluviales es necesario para evitar que esas aguas contaminadas de color rojizo atraviesen el pueblo y se desvíen a su cauce natural. La obra, que se aprobará en la próxima Junta de Gobierno, tiene un plazo de ejecución de dos meses y un presupuesto de 384.000 euros. El problema es que ese cauce natural va hacia la Rambla de Mendoza, que desemboca en la laguna salada. «Se trata de una nueva improvisación del Ayuntamiento que ante problemas graves que requieren una visión y una solución integral, anuncia parches e improvisa con obras chapuceras» dijo la diputada Carmina Fernández. También desde el PSOE, la ministra Transición Ecológica, Teresa Ribera, alertó de que «sería un vertido ilegal de residuos mineros» y que podrían incurrir en responsabilidad penal.

En cambio, la alcaldesa insiste en que su intención es «proporcionar a los vecinos de la diputación una solución que termine con los arrastres de residuos contaminantes». Para ello, a falta del visto bueno de la próxima Junta de Gobierno Local, también pretenden restaurar la balsa de San Agustín. El pasado mes de febrero, la empresa propietaria, Portman Golf, valló una parte de los terrenos, pero la solución no convenció a nadie porque no evitaba los arrastres de aguas.

Así pues, las obras deberán incluir la cobertura del suelo con tierras limpias, manteniendo la zona de esparcimiento con vegetación autóctona. También se construirá un muro para separar la balsa de la calzada, para retener los arrastres. El equipo que redacta el proyecto ha determinado que también se necesita un levantamiento topográfico. Para su contratación, el Consistorio ha aportado un presupuesto de 150.000 euros, repartidos en dos anualidades de 75.000 euros y una adicional de 35.000. Explica Castejón que antes de la aprobación definitiva del proyecto quieren «que los propios vecinos tengan la oportunidad de hacer sus aportaciones».

Pendientes del visto bueno

Antes de ejecutar ambos proyectos, el Ayuntamiento tiene que recibir el visto bueno de la Dirección General de Medio Ambiente, y pedir permiso a ADIF y a la Confederación Hidrográfica del Segura (CHS).

Señalan desde el Ayuntamiento que a lo largo de este último mes, se ha notificado a la empresa Portmán Golf toda la cronología de las acciones a realizar desde el Gobierno local en su parcela y se ha solicitado toda la información sobre las actuaciones que están obligados a hacer en los terrenos de su propiedad, con el fin de buscar la necesaria complementariedad entre ambos proyectos, ya que el proyecto municipal de restauración de la parcela de la Balsa de San Agustín está a punto de terminar.