El sector de la hostelería ha sido sin duda uno de los más golpeados por la crisis sanitaria a causa del coronavirus. Sin embargo, después de varios meses con el cartel de cerrado colgado de la puerta, los empresarios comienzan a ver la luz en los bares y restaurantes de la costa cartagenera.

A pesar de que era «toda una incógnita» saber que iba a pasar con los locales de hostelería durante este verano marcado por la covid, los propietarios aseguran que el balance ha sido positivo y esperan que la temporada se extienda hasta el mes de septiembre.

Los bares de Cabo de Palos están «a rebosar» durante toda la semana. Según explica Javi García, gerente de un restaurante de la zona: «Ha sido un mes muy bueno, no tenemos queja. Hemos tenido aforo completo tanto a mediodía como por la noche los siete días de la semana». Sin embargo, aunque el turista nacional se ha decantado por La Manga, García asegura que «nos faltan los extranjeros, era un cliente que comía muy temprano y cenaba a media tarde, por lo que no interfería con el cliente español». Del mismo modo, Isidoro Pérez, jefe de cocina de otro local en Cabo de Palos, explica que «el turismo nacional nos ha salvado» y asegura que «ahora estamos muy bien, los clientes responden, aunque la incertidumbre siempre está ahí», apunta.

En el centro de La Manga la llegada de clientes ha sido «progresiva», según revela Paloma Arroyo, jefa de cocina de un chiringuito en el kilómetro 4. «Estamos llenando sí, pero hay que tener en cuenta que se ha reducido el número de mesas, por lo que las ganancias también están siendo menores», aclara. La cocinera asegura que los clientes que acuden este año al local son en su mayoría «cartageneros, murcianos y madrileños» gracias a los que «nos vamos apañando para salir adelante».

«Si tuviera que decir una cifra, estamos trabajando con un 70 por ciento de clientes más o menos con respecto al año pasado», explica Matilde Valenti, gerente de un mesón en Las Sirenas. No obstante, Valenti declara que «somos afortunados de poder trabajar, hace unos meses no sabíamos cuál iba a ser la evolución del virus y lo que iba pasar con nuestros locales», aunque coincide con el resto de hosteleros y señala que «las pérdidas de los meses de marzo, abril y mayo son irreparables para todos nosotros». La responsable del local también explica que se han incrementado notablemente los pedidos para llevar: «Antes solían pedir para dos o para cuatro personas, este verano preparamos encargos a domicilio para diez y hasta quince comensales», asevera.

Para paliar la reducción del aforo, la mayoría de bares de La Manga ha establecido dos turnos de comida, uno a primera hora, cerca de la una y otro más tarde, en torno a las tres. Los hosteleros coinciden en que a pesar de las circunstancias, gracias a su esfuerzo y la respuesta por parte de los clientes, están remontando los negocios de la costa.