Un grupo de investigadores del Institut de Ciències del Mar (ICM-CSIC) de Barcelona ha identificado una serie de áreas marinas que piden que sean protegidas para asegurar la conservación de los elasmobranquios (tiburones y rayas) del Mediterráneo occidental. Según los autores del estudio, estas áreas podrían ayudar a mejorar la actual red de áreas marinas protegidas en aguas españolas del Mediterráneo. Así lo recoge un estudio publicado este mes de julio en la revista especializada 'Marine Environmental Research', en el que los autores demuestran que las áreas protegidas en la actualidad no incluyen todas las que deberían protegerse para asegurar el futuro de este grupo de especies, muchas de ellas en peligro de extinción, en el Mediterráneo occidental.

Por ello, los autores del trabajo, entre los que también se encuentran investigadores del Centre de Recerca Ecològica i Aplicacions Forestals (CREAF), del Instituto Español de Oceanografía (IEO) y de la Universidad de Queensland (Australia), proponen que se amplíe la superficie protegida del espacio marino de Tabarca-Cabo de Palos (ubicado frente a las costas de Murcia y Alicante) y del sistema de cañones submarinos occidentales del golfo de León, en el extremo nororiental de la Península Ibérica.

«Estas zonas son óptimas para la conservación de los elasmobranquios porque las frecuentan varias especies pertenecientes a este grupo y porque las diferentes actividades humanas a gestionar aquí implicarían un menor coste que en otras zonas», expone Joan Giménez, uno de los autores del estudio. De esta manera, asegura el investigador, se puede conseguir un equilibrio entre la conservación de la comunidad de elasmobranquios y el desarrollo sostenible de las actividades humanas en el medio marino.

Para la elaboración del trabajo, los investigadores analizaron datos recogidos durante la última década sobre tres especies de tiburones y dos de rayas. Esto les permitió conocer tanto su distribución como las amenazas a las que estaban expuestos, entre las cuales destacan la actividad pesquera -sobre todo la pesca de arrastre-, la contaminación y el calentamiento global.