Una veintena de asociaciones cartageneras se unen para impulsar un nuevo proyecto con la intención de hacer el núcleo urbano más accesible tanto a viandantes como a vehículos sostenibles que no precisan de motor.

El plan, en el que participan colectivos relacionados con la movilidad, la educación y el medio ambiente y que está impulsado por Jose Ángel Vivancos, presidente de la plataforma Vía Libre CT, pretende conseguir «una ciudad cómoda» para los ciudadanos cartageneros.

Según revelan los impulsores del proyecto, existen tres problemas principales que perturban la salud y el bienestar del peatón en el núcleo urbano. En primer lugar, los altos niveles de contaminación provocados por coches, motocicletas y demás medios de transporte, también la polución acústica, «que provoca estrés y eleva la posibilidad de sufrir ansiedad», asevera Paula Valdivieso, participante del proyecto. Por último, «lo más alarmante de todo», los múltiples atropellos que ocurren con asiduidad en las vías urbanas.

La principal solución que Vivancos y su equipo proponen con este proyecto es reducir el límite de velocidad dentro de la ciudad del actual de 50 a 30 kilómetros por hora. «Un accidente a 5o kilómetros por hora tiene un 85 por ciento de posibilidades de acabar en muerte, mientras que en con una velocidad de 30 kilómetros por hora se reduce el índice de mortalidad hasta el 5 por ciento», ratifica Jacinto Bastida, colaborador del plan. Con esta reducción de velocidad también se reduce la contaminación acústica «del 33 por ciento al 6 por ciento», señala. Aunque es complicado que de manera inmediata la ciudad portuaria ponga en marcha esta medida, las asociaciones proponen que esta medida se implemente por zonas, como han hecho en otras ciudades españolas.

Además de convertir Cartagena en 'ciudad 30', Vivancos reclama «más pasos de cebra» en todo el centro, incidiendo en la Alameda de San Antón y el paseo Alfonso XIII, principales arterias de tráfico que, según indica el activista, «han sido eliminados sin previo aviso; antes había seis pasos de cebra más que ahora en la Alameda, que durante los últimos años han desaparecido. Durante nuestras múltiples reuniones con el Ayuntamiento de Cartagena, nos indican que es para evitar que se produzcan más atropellos, pero se ha complicado la vida a los peatones y eliminado sus áreas de paso». Vivancos también reclama la apertura de una oficina «del peatón y la bicicleta». La medida fue aprobada por unanimidad en el pleno municipal del Consistorio en el año 2016, aun así, a día de hoy sigue sin existir, mientras ciudades como Murcia cuentan con este servicio.

Los colectivos implicados en el proyecto también mandan un mensaje a la Policía Local de Cartagena: «Deberían implementarse muchas más campañas de concienciación que fomenten la movilidad sostenible para evitar los desplazamientos innecesarios en coche». Además, lanzan una propuesta al jefe del Cuerpo de seguridad local: «Estaría genial que algunos agentes hicieran uso de la bicicleta durante el servicio, serviría para dar ejemplo», concluye Vivancos.