Desde el Ayuntamiento de Cartagena, la Concejalía de Cultura está coordinando un programa de actos con motivo del Bicentenario de la muerte del actor cartagenero Isidoro Máiquez que se desarrollará lo largo de todo el año y que nace de la colaboración de un grupo de profesionales del mundo de la cultura, el arte, la literatura y la escena regional, con el apoyo y participación de la Comisión Municipal de Artes Escénicas del consejo de Cultura.

Durante meses se ha elaborado un ambicioso programa de Actos Culturales con el fin de convertir los próximos 12 meses en un verdadero Año de Máiquez y el Teatro, en todo el municipio y la Región. Incluye exposiciones, presentaciones de libros, mesas redondas y talleres divulgativos con el objetivo de poner en valor y dar a conocer a la ciudadanía a uno de los referentes ineludibles de la historia del teatro español.

El acto inicial tendrá lugar el martes 17 en la Plaza San Francisco a las 19:00 horas junto a la escultura que nuestra ciudad le dedicó en 1927 con un acto conmemorativo, que incluye este año la instalación de una placa junto a su escultura y en la que se explica el papel destacado de Isidoro Máiquez en las artes escénicas de su época, una semblanza del actor y su legado realizada por el cronista Luis Miguel Pérez Adán, una muestra de teatro con escenas breves y una dramaturgia de la actriz Míriam Ortas, que recrea a Antera Baus en su homenaje póstumo en 1821.

Labor de Isidoro Máiquez como actor y renovador de la práctica escénica de su época

Siguiendo las corrientes europeas de la Ilustración, introdujo modelos de naturalidad y "buen gusto" en la interpretación, modificó la declamación tradicional y cambió las convenciones teatrales para mejorar la sensación de "realidad" mediante la interpretación, los decorados y la indumentaria. Con su actitud en defensa de la profesión y de la independencia del individuo, los actores abandonaron un modo de vivir y de considerarse a sí mismos, y el público comenzó a aceptarlos y a respetarlos como miembros de la sociedad. no era Máiquez un hombre acomodaticio, precisamente. De carácter, impetuoso y de fuerte personalidad, vivía el teatro las veinticuatro horas del día. En el mismo sentido, Máiquez vivía con pasión otros muchos aspectos de la realidad del momento, ajenos al teatro, y era una persona comprometida con la política y con las cuestiones sociales de la España de final del siglo XVIII.