La borrasca Gloria no es la única culpable de que miles de lubinas y doradas se hayan escapado de las jaulas de engorde de las piscifactorías del litoral.

Así lo cree el Patrón Mayor de la Cofradía de pescadores de Cartagena, Bartolomé Navarro, que achaca a la mala ubicación de algunas de estas jaulas la fuga de los peces. Según Navarro, las jaulas de San Pedro del Pinatar «están totalmente en medio de la mar y cuando hay temporal de levante, soportan mucha presión». Para el Patrón Mayor es necesario buscar protecciones naturales en la costa que les den abrigo. También sería necesario que se revisara la normativa de este tipo de instalaciones, principalmente en cuanto a los anclajes a los fondos marinos, porque, por mucho que pesen, «para el mar es poco».

Además, la presencia de lubinas y doradas de granja en el medio natural ha tenido, al menos, dos efectos perjudiciales para la actividad pesquera. El primero, a corto plazo, ha sido la bajada de los precios de venta de las capturas de los pescadores cartageneros, que han pasado dos semanas muy duras por la gran cantidad de pescado que había, según Navarro.

El segundo, a largo plazo, es que la voracidad de los peces fugados puede haber afectado al medio marino porque, «la lubina es un depredador nato que se come todos los peces pequeños y las huevas de otros mas grandes».

Según Navarro, especies como pescadillas, salmonetes y merluzas pueden ver mermado su número en gran medida y afectar a las capturas de los pescadores cartageneros durante los próximos meses.