Pancartas en mano, los vecinos de Pozo Estrecho pusieron rumbo durante la tarde de ayer a la Plaza del Centenario, donde se concentraron durante una hora más de cien personas en busca de soluciones que traigan de vuelta la tranquilidad a la diputación.

«Llevamos años sufriendo robos, hurtos, vandalismo y en estos últimos meses la situación ha empeorado con una nueva oleada de delincuencia», sentenciaba Sonia Montoya, presidenta de la Asociación de Vecinos de Pozo Estrecho. «Además del problema que suponen las casas okupadas que hay alrededor del pueblo y donde se trapichea hasta con drogas», proseguía la portavoz vecinal.

Hasta la concentración se desplazaron vecinos de todas las edades «hartos» de la situación. Como José García y Benita Martínez, un matrimonio que lleva viviendo «toda la vida» en la diputación y que quiso sumarse «en solidaridad con los vecinos afectados» a la concentración, esperando «que los políticos se pongan las pilas».

Al igual que Charo Lancis que, mientras portaba un cartel donde se podía leer '¡Queremos más seguridad!', aseveraba que «los ladrones entran tanto de día como de noche», por lo que vive continuamente «con miedo».

Una situación que toca de cerca a Juana Taberna, de 85 de edad que hace apenas dos meses tuvo que enfrentarse a una de las «peores situaciones de su vida», cuando a las nueve de la mañana y a plena luz del día, dos hombres enmascarados entraron por su patio trasero «para llevárselo todo» mientras ella se encontraba en su dormitorio, hasta donde los dos individuos accedieron para quitarle de sus manos los anillos que portaba.

También quiso acudir para buscar «alguna solución» Belén Meroño, otra de las afectadas a la que los asaltantes sorprendieron de madrugada mientras ella, su marido y sus hijas de cinco y diez años de edad se encontraban también dentro la vivienda que comparten. «Desde entonces ya no tengo una casa, ahora tengo un búnker», define, para evitar un nuevo asalto en su vivienda.

Durante la concentración, la asociación vecinal quiso recordar a los allí presentes que «hay que denunciar siempre todo lo que pase, ya que los cuerpos de seguridad se mueven por estadísticas» y si no quedan registrados la totalidad de dichos robos, «no ven el problema y no aumentarán la presencia policial». Micrófono en mano, los portavoces de la asociación también quisieron recordar lo que llevan pidiendo durante los últimos meses: «Mayor coordinación entre Guardia Civil y Policía Local, que se amplíe el horario del cuartel del Albujón, del que depende Pozo Estrecho, y mayor control por parte de los bancos a sus casas vacías para evitar que sean okupadas».

Desde en Consistorio, la alcaldesa de Cartagena, Ana Belén Castejón, explicaba el pasado jueves a esta Redacción que ha «reforzado los controles en barrios y diputaciones» en relación con la Policía Local -el único cuerpo sobre el que tienen autoridad- y que también se ha puesto en contacto con la Delegación del Gobierno para trasladarles las quejas vecinales y los problemas de seguridad, ya que es competencia de esta institución ampliar el número de guardias civiles que prevengan los problemas de inseguridad.