Los buzos que rescataron el cuerpo de Diana Quer y que participaron en la reconstrucción del crimen declararon este viernes en el juicio por el crimen de la joven y relataron cómo hicieron, en un tanque de Cartagena, la citada reconstrucción. Todos coincidieron en que la joven vivió "un gran pánico" y un "shock" antes de morir, y que su cuerpo presentaba una postura "totalmente antinatural".

La buceadora profesional Ana Ayuso, que participó en la reconstrucción de cómo el cuerpo de Diana Quer fue arrojado al pozo por tener una complexión similar a la de la víctima, y los dos expertos que hicieron de apoyo, coincidieron en que la joven madrileña debió vivir "algo espantoso".

Para el simulacro de comportamiento de un cuerpo sumergido que se realizó en Cartagena la Guardia Civil utilizó una piscina con agua dulce a la misma temperatura que la del pozo de Asados. El cuerpo fue lastrado con dos bloques de cementos como los que se encontraron junto al cuerpo de Diana, que pesaban en total 18 kilos.

Con la duda de si a Diana se le dio muerte en A Pobra do Caramiñal, municipio coruñés en el que veraneaba, o en Rianxo, localidad vecina en la que está situada la nave en el que se encuentra el pozo, Ayuso, que en el simulacro fue arrojada a un tanque de agua de características similares localizado en Cartagena, ha dicho que recuerda "perfectamente y con horror" la reconstrucción.

"El agua estaba bastante fría y me metieron con dos lastres de 18,400 kilos", ha detallado la buceadora, quien ha agregado que es "físicamente imposible mantener el cuerpo a flote" porque para ella, que mide 1,75 y pesa 60 kilos (Diana, 53), "era imposible desprenderse".

El primer buzo que rescató el cuerpo de Diana de un pozo en una nave de Rianxo (A Coruña), en el que permaneció 500 días, ha considerado "antinatural" la postura en la que estaba, con las piernas extrañamente abiertas a modo de arco y a nivel de la zona pélvica e "híper extendido hacia atrás", apreciación que han compartido el resto de submarinistas.

Durante la cuarta sesión del juicio a José Enrique Abuín Gey, el Chicle, en la Audiencia de A Coruña, este testigo ha insistido en que la posición "bajo el agua no es normal": "Es la primera vez que encuentro un cuerpo así".

Los buzos han dados numerosos detalles del estado en el que se encontraba el cuerpo de Diana y cómo se produjo su recate. Uno de ellos ha indicado que el cadáver estaba lastrado y tendía a ascender, por lo que ayudó a uno de sus compañeros para evitar que el cuerpo subiese de repente.

Los otros dos profesionales que la acompañaron, uno del cuerpo de bomberos de A Coruña y otro coordinador de buceo de Salvamento Marítimo, han sugerido que la joven debió sufrir un "shock".

"Por la rigidez del cuerpo, Diana debió sufrir un gran pánico antes de morir", ha incidido Manuel Ángel Ruiz, experto en el rescate de personas ahogadas.

"He visto muchos cuerpos con rigidez por el pánico", ha ahondado Ruiz, que ha reconocido que la de Diana Quer es "una imagen difícil de olvidar". El Chicle ha escuchado al testigo impertérrito.

Demostrar que el Chicle violó a Diana es clave para la acusación particular y el Ministerio Fiscal, porque de ello puede depender la condena a prisión permanente revisable. La defensa, por su parte, se apoya en la inexistencia de vestigios biológicos que acrediten un abuso.

En la sala, de nuevo con altas medidas de seguridad para evitar su difusión, los jurados han podido ver el vídeo grabado con cámara subacuática del cuerpo sin vida de Diana Quer. Su padre, Juan Carlos, y su hermana Valeria han tenido que abandonar la sala temporalmente.

El jefe de la unidad orgánica de Policía Judicial de A Coruña ha revelado que el Chicle, con intención de ocultar sus movimientos la noche de los hechos, entregó un móvil diferente al que en realidad utilizó.

Ya más tarde, ha contado, dio otro terminal pero "totalmente formateado" en el que él mismo "sabía que no podía haber nada".

El juicio, en el que ya han declarado numerosos testigos, se retoma la semana que viene con una nueva fase: la pericial.

Este sábado, el padre de Diana Quer, Juan Carlos, y su hija Valeria han convocado un minuto de silencio en la plaza del el Obradoiro.