La estampa más repetida esta mañana en el muelle de La Curra ha estado protagonizada por los abrazos, los buenos deseos y las lágrimas de los familiares que despedían a los marineros adscritos a la nueva misión del Hespérides en la Antártida.

La dotación, que ha zarpado sobre las 12 horas, permanecerá a bordo del buque de investigación oceanográfica más de siete meses en los que recalará en diversos puntos del mundo antes de llegar al continente helado, como los puertos de Montevideo y Punta Arenas y las islas Livingston y Decepción. Posteriormente visitará el puerto de Río de Janeiro, Las Palmas de Gran Canaria y Portugal.

Esta expedición se enmarca en la XXV Campaña Antártica, que a su vez se desarrolla dentro de la XXXIII Campaña Antártica Española, un modelo de cooperación entre diferentes instituciones públicas y privadas para la materialización del Plan Estatal de Investigación Científica, Técnica y de Innovación.

A bordo del barco se desarrollarán 13 proyectos científicos, entre los que se encuentran el proyecto Powell, del CSIC, para el estudio de los principales procesos oceanográficos y climáticos, y el BRAVOSEIS, de la Universidad de Granada, que analiza la sismología de los volcanes submarinos.

Entre mayo y junio de 2020, los científicos que van a bordo llevarán a cabo una campaña de estudio oceanográfico de la Zona Económica Exclusiva al norte de Las Canarias.

Además de sus misiones logística y científica, el Hespérides hará una parada en Chile para hacer entrega de alimentos, ropa y juguetes a la casa de acogida Miraflores.

"Voy a estar bien"

Ya lo dijo en una entrevista a LA OPINIÓN el comandante del barco, José Emilio Regodón, cuando aseguró que quienes más sufren la ausencia son los allegados que se quedan en tierra, pues para los que se enrolan es una experiencia vital y profesional inigualable.

Eso precisamente es lo que ha comentado Nuria Castejón, una de las militares que participará en la campaña hacia la Antártida: "Tengo mucha suerte de embarcar en el Hespérides. Sé que voy a estar muy bien". Su madre, Reme Andreo, lo vive desde el otro lado. Está emocionada por su hija, pero no puede evitar la tristeza de estar tanto tiempo sin poder abrazarla.

También vive este momento con cierta nostalgia la novia del marinero Iván Gutiérrez. "Es duro, pero sé que habrá momentos en los que pueda hablar con él. Le deseo que se lo pase muy bien. Va a ver muchas cosas que yo jamás veré, creo. Es una experiencia inolvidable".