Los vecinos del Polígono Residencial de Santa Ana conviven con una línea de alta tensión de 132 kilovátios que atraviesa la urbanización. Concretamente, la línea transcurre de lado a lado por la Avenida Venecia, vía principal del barrio, donde también se encuentran ubicadas cuatro torres de alimentación sin ningún tipo de protección.

El cableado pasa también por encima de la plaza Baden-Powell, próxima al colegio Miralmonte y frecuentada diariamente por adultos y niños. Además, más de un centenar de viviendas se distribuyen a 25 metros de los cables en ambos lados de la avenida, así como en tornoa veinte comercios.

Durante los últimos años se han realizado múltiples reivindicaciones tanto por parte de los vecinos, como por el centro educativo Miralmonte, que se han visto reforzadas tras la reciente publicación de la investigación del doctor en Marketing por UPCT, ingeniero industrial y gestor ambiental José Antonio Martínez, titulado 'La línea de alta tensión de 132 kV de Santa Ana; Efectos sobre la salud y necesidad de intervención', cuyas conclusiones generales son que la línea genera contaminación electromagnética asociada a diferentes enfermedades como la leucemia infantil. En menor medida también se asocia a cáncer de mama, parkinson, alzheimer, transtornos del sueños y trastornos reproductivos y cognitivos en los niños.

El grupo municipal Unidas Podemos ha pedido recientemente la retirada, o la desviación de la línea de alta tensión a través de una moción presentada por su portavoz, Pilar Marcos el pasado 24 de octubre, con la intención de «cumplir con el principio de precaución ante un posible peligro para la salud humana», según el grupo municipal. Así mismo, Marcos afirma que: «No podemos consentir el como está, no se quita, esta situación deja en indefensión a todas aquellos vecinos y vecinas que sufren de manera directa la exposición», añadiendo que los niños son «más vulnerables» que los adultos a los tóxicos medioambientales y que esto hace «especialmente preocupante» la exposición sufrida en las viviendas en el colegio cuya valla está a diez metros y las clases a quince metros», según la edil.