Los habitantes del cartagenero barrio de San Antón llevan desde el pasado mes de mayo trabajando en la creación de un huerto comunitario que está siendo el hilo conductor del proyecto 'Cultivando San Antón', contemplado como un plan cultural integral con diferentes talleres de convivencia vecinales.

La iniciativa comenzó cuando Juani Martínez, vecina del barrio, se puso en contacto con Mar Melgarejo, arquitecta, y Lorena Rosique, ambientóloga y agroecóloga. Juntas comenzaron a trabajar para poner en marcha el plan y, posteriormente, convocaron la primera reunión, a la que asistieron casi una veintena de personas. «Después de la primera quedada, y de ver la aceptación que había tenido, creamos el grupo de WhatsApp: 'Me apunto al huerto'», explica Melgarejo. Posteriormente, consiguieron que el Ayuntamiento de Cartagena les cediera la licencia del solar y se comprometiera también a colaborar con ellos: «Es un doble beneficio, damos uso a un solar abandonado y a su vez, aumentamos las zonas verdes y comunitarias en el barrio», comenta Rosique.

La parcela cuenta con 1.500 metros cuadrados, de los cuales 800 metros cuadrados se destinarán al huerto, y el resto a la zonas recreativas que los vecinos podrán usar como espacios de convivencia y que también se utilizarán para la realización de diferentes talleres en los que colabora la asociación 'Cartagena Piensa'.

Los primeros, que ya están programados, permitirán a los vecinos «asumir nociones de agricultura» explica Rosique, que será la encargada de dirigir los dos primeros cursos. Actualmente, ya son más de treinta las personas que se han unido y comprometido con el proyecto y en dos semanas comenzarán a plantar, aunque están esperando a que los técnicos del Consistorio les instalen los sistemas de riego, que han tenido que retrasarse por las previsiones meteorológicas.

En un principio se pensaba dividir el espacio entre los participantes del huerto, pero, durante una de las reuniones, un vecino propuso que el huerto fuera 'realmente' comunitario, por lo que finalmente se ha decidido que el espacio sea utilizado por todos, algo que, según Rosique, obliga a los vecinos a «aprender a compartir».

Tal y como explica Juani Martínez, es un plan «a largo plazo», con el que pretenden concienciar a los vecinos y convertir el barrio en un entorno que «se mueve» en contra del cambio climático. «Tenemos que convertir a San Antón en un barrio sostenible», explica Martínez, añadiendo que «cuando el huerto comience a dar sus frutos, también reduciremos el consumo en la barriada».

Y es que Melgarejo explica que no son unos vecinos pidiendo un espacio público, sino que hay «algo más»: piden que sea un espacio sostenible, amable con el medio ambiente y «con una conciencia detrás».