El suceso tenía lugar sobre las ocho menos veinte de la mañana, hora a la que don José María, el cura de San Antonio Abad, en Cartagena, se disponía a abrir el templo para empezar a preparar la misa del domingo, día de San Ginés. Pero el sacerdote no esperaba ver lo que se encontró en el altar: a un hombre malherido.

El párroco avisó a Emergencias. Al lugar se movilizó una ambulancia, cuyos sanitarios atendieron al varón in situ y posteriormente lo llevaron en ambulancia al Santa Lucía de Cartagena, en estado grave.

Fuentes cercanas al caso explicaron que las lesiones que presentaba el hombre eran compatibles con una caída. Un golpe que se dio desde varios metros de altura. La Policía Nacional, que se hace cargo de la investigación, sospecha que esta persona intentaba acceder al templo por el techo, con la intención, presuntamente, de robar. En un momento dado, el presunto ladrón, de 30 años de edad, habría perdido el equilibrio. Se precipitó desde varios metros de altura y fue a caer encima del ara donde se oficia la Eucaristía.

«No quiero darle más noticia a eso, a nivel personal no quiero para no hacer publicidad de estas cosas», comentaba ayer don José María, al ser preguntado por el suceso. El sacerdote, que lleva tres años en la parroquia cartagenera, rememora que «en otras ocasiones han entrado zagales para recoger las pelotas que se les han caído dentro de la parroquia», así como que «una vez se llevaron el transformador del aire».

«No sé cómo salió vivo»

Pero nada parecido a lo que se encontró el pasado domingo. «Al verlo en las escaleras, pensé que era alguien bebido que dormía allí caliente. Entonces le dije 'venga, vamos', y me contestó que no podía moverse. Llamamos al médico», señala el cura. Le han dicho que al chico tuvieron que darle puntos y que tiene un pie roto.

En el templo reinaba ayer la tranquilidad. Eso sí, algunas de las alfombras que había al pie del altar tuvieron que ser retiradas, ya que se mancharon de sangre. Además, el pico de uno de los peldaños de los que hay en el ara está todavía completamente roto. Eso sí, hay flores frescas junto al sitio que ocupa el sacerdote para proceder a la homilía.

Antonio Montoro, miembro de las comunidades cristianas del Camino Neocatecumenal y encargado de mantenimiento de la parroquia, comenta sobre lo sucedido que el joven «se coló por las tejas». Indica con el dedo por dónde entró: en el techo no hay ninguna ventana rota.

«Dicen que fueron dos y que uno se cayó por la ventana de la cúpula, desde una altura de doce o trece metros. Decía que el otro le había empujado. Yo no sé cómo salió vivo», manifiesta Montoro sobre lo acontecido el domingo.