Los hosteleros de los locales de la Plaza San Francisco, situada en el centro de Cartagena, han manifestado su malestar por el «repentino cambio de localización» que han sufrido los nueve conciertos de La Mar de Músicas que estaban programados en dicho emplazamiento. El pasado viernes, la organización del festival anunció el pasado viernes su traslado a la plaza del CIM para «respetar la tranquilidad de los vecinos del centro histórico».

Un anuncio que no ha sentado nada bien, tal y como ha manifestado el presidente de Hostecar, Juan José López, ya que «el Ayuntamiento no nos ha avisado de nad», y lamenta haberse tenido que enterar por los medios de comunicación de la noticia. «Los bares hacen sus previsiones de género y personal, y si no se avisa con un margen de tiempo prudencial, se generan pérdidas», sostiene López.

Los propietarios de los diferentes locales de la plaza de San Francisco se reunieron tras conocer la noticia y planean realizar una 'protesta silenciosa' para que el Gobierno local los tenga en cuenta, según declara el propietario de Malavita, Rubén Soler. «Hemos pensado en llevar unas camisetas comunes todos los bares, nos tenemos que apoyar entre nosotros», afirma. Y es que, según Soler, llevaban toda la época estival esperando los conciertos que se iban a celebrar en la plaza. «El verano es bastante flojo en el centro, estos días conseguimos ganancias para aguantar lo que queda de temporada estival», afirma. Según aclara el hostelero, durante los meses de verano hace una caja diaria de 100 euros, mientras que por la experiencia que ha tenido otros años, durante los conciertos facturó más de 1.500 euros cada jornada. Por ello, lamenta haber contratado a dos camareros extra a los que «no puede pagar», así como la inversión de género por valor de 5.000 euros.

De igual forma, desde el local La Glorieta 470, insisten en que «es absurdo el cambio, los conciertos son a las ocho de la tarde y terminan a las diez de la noche», afirma Melchor Martínez, el jefe de cocina del local. Por su parte, Aitor García, propietario del restaurante Purgatorio, denuncia «la alevosía con la que el Ayuntamiento está llevando a cabo la destrucción del centro» e insiste en que «la ley de ruido es para toda Cartagena, es igual de ilegal hacerlo aquí que en el CIM», algo con lo que el Ayuntamiento no está de acuerdo, afirmando que el cambio de emplazamiento se ha realizado para minimizar las molestias a los vecinos de la zona. Desde el Ayuntamiento aseguran además que, a pesar de haber comunicado esta decisión el viernes, el Gobierno llevaba trabajando en esta decisión desde hacía un mes.

Por su parte, el presidente de la asociación Cartagena sin Ruidos, Pepe Galindo sólo ha declarado a esta Redacción que «hay que cumplir la Ley para que la convivencia sea sana», y que solamente han pedido al Gobierno municipal que el «sentido común y la cordura en lo que a horarios y volumen en la realización de conciertos se refiere».

Otros vecinos de la zona sí han manifestado su agradecimiento a las autoridades locales por mover los conciertos del festival.