Según el facultativo Enrique Jiménez Santos, del Hospital Santa Lucía, los biomarcadores pueden ser una herramienta muy útil para detectar posibles infecciones en pacientes con cáncer, sobre todo para permitir un diagnóstico precoz y fiable para aquellas personas con neutropenia febril post-quimioterapia. Así lo explica este médico formado en el servicio de Análisis Clínicos, en una tesis realizada en colaboración con la UCAM.

La neutropenia febril es una de las principales complicaciones que pueden presentar los pacientes oncológicos tratados con quimioterapia, y constituye un factor de alto riesgo para el desarrollo de complicaciones infecciosas, asociadas a una elevada morbimortalidad.

Por ello, en este tipo de enfermos es esencial disponer de herramientas que contribuyan a un diagnóstico precoz de la infección y a seleccionar pacientes de bajo o alto riesgo de desarrollar complicaciones. Se trata de ayudar al clínico a la toma de decisiones en cuanto al tratamiento, seguimiento o necesidad de hospitalización.

En base a los resultados obtenidos tras su investigación, Enrique Jiménez concluye que la procalcitonina es el biomarcador que presenta mejor rendimiento, pero los biomarcadores Pancreatic Stone Protein y sCD25 han mostrado un rendimiento notable, por lo que podrían complementar a la procalcitonina para el manejo de estos pacientes.

Para evaluar el rendimiento de los biomarcadores se incluyeron pacientes que ingresaron por el Servicio de Urgencias que cumplían los criterios establecidos para el diagnóstico de neutropenia febril. En total, se recogieron para el estudio un total de 114 episodios de neutropenia febril post-quimioterapia de manera consecutiva.