El periodista donostiarra Pablo Muñoz Gabilondo está recorriendo España junto a su perro Pipper para concienciar sobre la necesidad de que las ciudades estén preparadas para recibir a turistas que viajan acompañados de sus mascotas. Tras pasar unos días en Murcia, Pablo y Pipper llegaron ayer tarde a Cartagena, donde estarán hasta mañana, tras pasar por una treintena de ciudades. Gracias a sus vídeos, el perro se ha convertido en una estrella en las redes sociales, donde suma más de 50.000 seguidores. En cuanto a su valoración sobre Cartagena como destino amigable para mascotas, el dueño de Pipper califica su experiencia con un «suspenso». No obstante, matiza que dará una segunda oportunidad a la ciudad para ver si han cambiado las cosas.

Por ejemplo, Pablo lamenta que desde la Oficina de Turismo le informan de que las mascotas no pueden acceder a las atracciones turísticas, algo que sí se permite en otras ciudades. Ayer tuvieron que ver el Teatro Romano desde el parque Cornisa, ya que Pipper no podía acceder al yacimiento. Además, se queja de que desde el Ayuntamiento le informan de que los perros no pueden subirse al transporte urbano. «Un turista que viaja con perro necesita poder desplazarse y ver museos», cuenta. LA OPINIÓN contactó con el Gobierno local, pero éste no dio respuesta alguna.

En cuanto a los establecimientos de hostelería, la ordenanza municipal prohíbe el acceso de animales, aunque el dueño de Pipper señala que en algún local de Cartagena se permite ir con mascotas. La asociación comarcal de hosteleros Hostecar urge a que se modifique la ordenanza para que los propietarios de los negocios puedan decidir si permiten el acceso de mascotas. En Gijón, por ejemplo, el Consistorio ha ideado una ruta en la que se incluyen comercios y bares a los que se puede ir en compañía de animales que estén bien educados. Por otra parte, Pablo indica que solo hay un hotel en Cartagena que admite mascotas, el hotel Manolo, que está alejado del centro. La agrupación comarcal de alojamientos turísticos Agrup Hotel señala que no hay más establecimientos hoteleros que acepten mascotas porque no resulta rentable, debido a los protocolos de limpieza y desinfección que exige la legislación.