Un empresario de Cartagena, de nacionalidad española y 63 años, ha ingresado en prisión tras ser acusado de un presunto delito de tráfico de estupefacientes cuando fue sorprendido con cerca de 2,5 kilogramos de cocaína en su coche y en una finca de su propiedad situada en El Algar, siendo considerado un narcotraficante a media escala que vendía al menudeo y también a pequeños vendedores.

Los detalles del operativo han sido desvelados este viernes en rueda de prensa por el comisario de la Policía Nacional en Cartagena, Damián Romero, quien ha explicado que el hombre fue detenido el 20 de febrero cuando se desplazaba en su vehículo por El Algar con 1,2 kilogramos de cocaína en el interior del turismo.

Romero ha detallado que la investigación policial se inició tras las sospechas de la Policía Nacional de que el presunto autor de los hechos se estaría dedicando a actividades ilícitas de tráfico de drogas a nivel medio.

Los agentes que realizaban el seguimiento al ahora arrestado detectaron en la tarde del 20 de febrero unas maniobras que hicieron sospechar a los investigadores que el individuo transportaba droga, por lo que decidieron interceptar el vehículo, en cuyo interior localizaron un paquete con una sustancia que dio positiva en el test de cocaína.

Tras la detención y la incautación de la droga, se recabó la autorización judicial para realizar tres registros en sendos domicilios que usaba el detenido, localizando en el armario de una de las viviendas un habitáculo donde escondía la droga, conocido como caleta, y en cuyo interior se localizó más de 700 gramos de cocaína y 15.000 euros.

En los registros efectuados por la Policía Nacional se localizaron un total de 2,5 kilogramos de cocaína, cerca de 48.000 euros en efectivo, una pistola marca Star de calibre 9 milómetros cortos, una carabina de calibre 22 LR, balanzas de precisión y otros efectivos relacionados con la distribución de estupefacientes.

El comisario de Cartagena ha desgranado que el material del envoltorio del paquete que llevaba el empresario en su vehículo, similar al de un globo, indica que la droga fue envasada en un país sudamericano.

Además, ha indicado que el envoltorio fue embadurnado con un líquido con un olor muy potente y una textura similar al arrope, que impedía a los perros de la unidad antidroga de la Policía Nacional poder detectar el contenido del paquete.

Romero ha concluido que la operación sigue abierta y que el empresario se dedicaba a la venta de la droga a traficantes de pequeña escala, aunque también vendía directamente al menudeo a los consumidores de cocaína.