La Cofradía de Pescadores de Cartagena bajó su volumen de capturas el pasado año, que sacó del mar 534.957 kilos de pescado. En 2017, los marineros obtuvieron un total de 589.635 kilos. Así, de un año a otro han sufrido una caída de 54.678 kilos, lo que supone un descenso de volumen de negocio de casi el 10%. Estos profesionales achacan la perdida de género a la venta de dos embarcaciones que formaban parte de la Cofradía, las cuales fueron adquiridas en abril por la empresa cartagenera de túnidos Ricardo Fuentes e Hijos.

Los marineros explican que estos barcos de gran tamaño eran palangres de superficie y tenían cota de pesca para atún rojo y emperador. Precisamente, esto ha provocado que ahora haya menos género de este pescado disponible para su venta en la lonja de Cartagena, y posterior comercialización al por menor en las pescaderías de la ciudad.

Diego Rebollo despacha a su clientela en uno de los puestos de pescado del mercado municipal de Santa Florentina. Cuenta que «hace un tiempo que cuesta mucho trabajo encontrar atún y emperador en la lonja». Sostiene que esto ha hecho que el precio de estos productos se «dispare», incluso en meses como el actual o el pasado enero, que tradicionalmente suelen ofrecer precios bajos tras la celebración de las fiestas navideñas.

En cuanto al precio del atún rojo, el pescadero de la plaza de abastos apunta que ha pasado de estar a 16 euros el kilo hace un año, a 21 euros a día de hoy. La subida de precio es del 31%. Por otra parte, el comerciante indica que el emperador se vendía al público hace un año a 28 euros el kilo, y hoy está a 36 euros. Este incremento supone casi un 29% más de su precio en el mercado.

Por suerte para la clientela, Rebollo sostiene que ningún otro pescado ha experimentado una alteración de precio tan «desorbitada» como la del atún rojo o el emperador. En este sentido, apunta que especialmente estos días en los que se alarga la cuesta de enero, los compradores optan por variedades locales, como el boquerón o la bacaladilla, que tienen un precio «popular». Si bien, el pescadero expone que la gente que busca el atún o el emperador sigue comprándolo, porque aprecia su «calidad». No obstante, señala que hay otras especies que pueden sustituirlos, como el bonito, que tiene una «gran aceptación». Por último, dice que el atún de ijada, junto a la gamba, es el producto más caro de su mostrador; y se vende.