Gritos de madrugada, locales que venden bebidas alcóholicas sin permisos, faltas de respeto, orines en la vía pública... Es lo que los vecinos del centro de Cartagena tienen que soportar cada fin de semana. El famoso 'botellón' se expande por las calles sin que la ordenanza municipal le ponga freno, según la Plataforma Sin Ruido, cuyo presidente, José Galindo, reivindica una reacción por parte de la policía municipal. Hace un par de meses, se reunieron con el concejal de Seguridad, Manuel Mora, para tratar la problemática del ocio nocturno, que afecta fundamentalmente a los vecinos de calle Honda, calle Cuatro Santos y calle Cuesta de la Baronesa.

«Si los chicos están dentro del local, no nos causa ningún problema. Pero normalmente la gente se sale fuera, o ellos mismos se llevan las botellas», apuntan. Más allá de los bares, el problema, según algunos, es que los jóvenes compran sus propias bebidas alcohólicas y las consumen en la vía pública, lo cual está prohibido por la ordenanza municipal. La plataforma señala que, en esas circunstancias, suelen llamar a la Policía Local, pero frecuentemente tardan varias horas en llegar, y rara vez sancionan a los jóvenes. «No puede ser que nos pongan tantas excusas. No sirve de nada si llegan una o dos horas tarde», critican. Por tanto, solicitan una mayor presencia policial en la calle, a través de patrullas, como en otras ciudadades. «Eso produce un efecto disuasorio», apunta Galindo. También proponen otras medidas como la reducción de licencias para locales de ocio nocturno o la ejecución de medidas acústicas.

En su reunión con Mora, le trasladaron que hay locales que permiten a la gente que saque sus copas fuera, según han comprobado a traves de algunos vídeos. Pero lo que más les preocupa es «la falta de civismo». «La gente como suele estar bebida se ríe de nosotros y nos dejan en ridículo. No es normal que fin de semana tras fin de semana tengamos que soportarlo», relatan.

Según la Plataforma Sin Ruido, tienen conocimiento de que dos establecimientos venden bebidas alcóholicas sin permiso: «un chino en la plaza de San Agustín, que está casi 18 horas abierto y vende sin comprobar la edad del cliente; y un '24 horas' que está en la calle del Cañón». Esa es la causa de que los jóvenes acudan a estas calles del centro y, con frecuencia, tengan sus propias botellas de refresco y los hielos para servirse en la misma puerta de los bares.

Los vecinos piden que se aplique la normativa «a rajatabla» y que se sancione tanto a los que venden bebida sin permiso como a los que la consumen en la vía pública. Más alla de ello, el principal problema de los botellones viene a la mañana siguiente, cuando las calles amanecen llenas de residuos o excrementos, concentrados en algunas zonas.

Por ejemplo, junto a la calle Doctor Tapia, en el conocido como 'Callejón de la Soledad'. Relatan que los chicos lo utilizan para orinar. «Es un rincón muy entrañable que se convierte en algo muy desagradable. Todo eso está lleno de orines. Es denigrante», señala Galindo.

El problema, insisten, no son los bares. Cuando la gente permanece en el interior, si están debidamente insonorizados, no les molesta la música. Pero creen que los locales suelen abrir las puertas para atraer gente, y cuando los clientes salen «vociferan y despiertan a la gente a las tres o a las cuatro de la mañana». «Tenemos un disgusto muy grande y no vemos la forma de solucionar esto», concluye José Galindo.