El ya famoso CIS de Tezanos ha vuelto a sorprender sobremanera a propios y a extraños al reflejar una considerable subida en intención de voto para el PSOE y una auténtica debacle para el PP, al que hunde nada menos que al cuarto puesto, superado por Ciudadanos y también por Podemos. La encuesta de este organismo estatal se refiere a los supuestos resultados si hubiera elecciones en España en este momento, así como al peso y valoración de los líderes nacionales de los principales partidos. En un principio, estos estudios no deben aplicarse ni trasladarse a la escena municipal, pero sí afectan a las marcas de los partidos, por las que muchos, por no decir la gran mayoría de los ciudadanos se guían a la hora de votar.

¿Serían ustedes capaces de decirme el nombre de todos los candidatos a las elecciones municipales del próximo mes de mayo? Muchos de los votos que se depositan en las urnas para elegir a sus representantes en los Ayuntamientos de sus ciudades llevan nombres que ni siquiera habían oído antes, pero contienen las siglas de los partidos de Sánchez, Casado, Rivera, Iglesias y el recién llegado con fuerza Abascal, que se ha metido hasta la cocina y está revolucionando todas las quinielas y porras en todos los parlamentos del país, como ha quedado claro en los comicios autonómicos en Andalucía.

Los líderes municipales de las formaciones nacionales son conscientes de esta situación, así como de que sus esfuerzos por conquistar votos se pueden ir al traste en un titular de periódico de ámbito estatal o en cualquier metedura de pata de sus jefes en Madrid. Por eso, apuestan por la cercanía, cada uno según sus recursos y posibilidades.

El PP. Respetemos la costumbre de empezar por el más votado para analizar la situación de las marcas nacionales de nuestros candidatos. Así, el primero será el PP, sí el PP, que, si bien durante este mandato que está a punto de culminar no ha rascado bola, fue la formación que más confianza obtuvo de los cartageneros hace cuatro años, al conseguir sillones en el pleno para diez de sus concejales, eso sí, se dejó en el tintero casi otra decena y perdió la mayoría absoluta, lo que permitió a los enemigos de la defenestrada Pilar Barreiro sellar una alianza antinatural con tal de desbancarla y que ya hace tiempo que acabó como el rosario de la aurora. La marca PP queda muy lejos de estar al alza, más bien al contrario, y sus candidatos locales tendrán que contar con ello y contrarrestar el peso de los casos de corrupción y su tibieza en algunas cuestiones importantes, como el caso catalán, con imaginación, ingenio y cercanía, mucha cercanía, pero para eso hace falta tiempo, mucho tiempo.

La eleccción de Noelia Arroyo como nueva lideresa y candidata a la alcaldía ha sido aplaudida por muchos, que creen que es una cara con muchas posibilidades capaz de revertir el desplome de la marca PP y hasta el auge de Vox. Ahora bien, no le hace ningún favor compatibilizar la carrera electoral con su labor como consejera y portavoz del Gobierno regional. Es cierto que la ley no le obliga a dejar su cargo en el Ejecutivo de la Comunidad hasta poco antes de las elecciones, como también lo es que el presidente, Fernando López Miras, la quiere cerca hasta apurar esos plazos. Por tanto, Arroyo tiene que desdoblarse en más de una ocasión y sacar tiempo de donde no lo tiene para desempeñar y empeñarse en sus dos responsabilidades. Queda por ver si los populares y ella misma no se arrepentirán de este sobreesfuerzo o si tendrá la recompensa del bastón de mando de Cartagena.

El PSOE. Segundo es el PSOE, del que no hay que olvidar que, tras su ruptura con MC hace casi dos años, está gobernando el Ayuntamiento de una gran ciudad con tan sólo seis de los 27 concejales que componen el Consistorio. Esta escasez de manos sirve como fácil arma arrojadiza de la oposición contra los socialistas, pero lo cierto es que la alcaldesa, Ana Belén Castejón, que repetirá como cabeza de lista de su partido, está imparable. Sin ir más lejos, ayer mismo, presentó a bombo y platillo el plan director para la recuperación definitiva y apertura del Anfiteatro Romano, pero es que hace dos días se volcaba nada menos que con el futuro urbanístico de nuestra Cartagena y su Plan General y, otra jornada, trata de desbloquear asuntos atascados y enquistados tan relevantes como la Ciudad de la Justicia o el trazado de la llegada del AVE, que nunca llega. Vamos, que dan ganas de decirle que se calme, que apenas le quedan tres meses de mandato y que deje algo para los demás. Si hasta se ha atrevido con la segunda fase de la peatonalización. Me quitaría el sombrero si logra tan solo la mitad de lo que se ha propuesto y no se difumina todo cuando se vaya, si es que se va, como castillos en el aire. A Castejón también le pesa para bien y para mal la marca Sánchez, más que discutida, pese a las estadísticas de Tezanos.

MC. El tercero en discordia es Movimiento Ciudadano, cuyo líder indiscutible es José López. Al tratarse de una formación local que dará el salto a las regionales en mayo, no se ve influenciado por el impacto de una marca nacional, pero sí por quienes comparan sus deseos de biprovincialidad con las reivindicaciones de los independentistas catalanes, de las que ellos no sólo reniegan, sino que sostienen que a españoles no les gana nadie. López fue el gran triunfador de las últimas municipales, hasta el punto de que pasó de un único concejal a conseguir cinco, un número más que suficiente para repartirse el mandato en sendos bienios con el PSOE y alzarse como el alcalde sucesor nada menos de la que parecía sempiterna Barreiro. Su campaña contra la exalcaldelsa y sus supuestas tramas de corrupción le otorgó grandes resultados. Ahora, de cara a los comicios de mayo, sus resultados son toda una incógnita. Muchos de sus votantes de entonces son leales y queda por comprobar si conserva el beneplácito de quienes le apoyaron por su contundencia contra el aparentemente agotado discurso de la corrupción o si, incluso, ha incrementado sus seguidores. Hay quien sostiene que depende de la actitud del propio López en campaña, que se desplome o que dé otro paso adelante con el que hasta podrían salirle los números para volver a ser alcalde.

Podemos y Cs.Los casos de Ciudadanos y Cartagena sí se Puede (la filial de Podemos en nuestro municipio) son claros ejemplos de que casi todo el apoyo que obtengan dependen de su marca nacional. Por un lado, el partido naranja de su megalíder Rivera mantiene una tendencia al alza que podría llevarle a lo más alto, pese a que a su representante local, Manuel Padín, quien cuenta con el aval de su joven presidente nacional, no le apoyan ni siquiera parte de sus afiliados. Por contra, Podemos se encuentra en plena crisis interna en la capital, aunque se beneficiará de que, curiosamente, las opciones se reducen para los votantes de izquierdas, mientras que parecen reproducirse para los que tienden a la derecha. Ambas formaciones están aún pendientes de designar a sus candidatos a la alcaldía, lo que da una idea de que su peso en el ámbito local descansa en sus líderes estatales, salvo sorpresas de última hora de designación como aspirante de alguna figura ilustre de renombre en nuestra tierra, acostumbrada a rechazar ofertas de segundón que casi todos le han lanzado.

Vox y Somos. Los dos nuevos, Vox y Somos Región, han irrumpido con fuerza. El primero aún debate quien encabezará la lista con más expectativas de revolucionarlo todo aquí y en toda España. La segunda marca se presenta sin tapujos como el partido de Garre, el expresidente regional a que Valcárcel le cedió el testigo para, después, traicionarle. Presenta hoy como su candidato en Cartagena a Pedro Sabiote, buena gente y un buen fichaje capaz de hacer que resurjan las expectativas de conseguir representación municipal que han decaído con el huracán Vox.

Queda poco para hacer porras y para conocer los resultados. En cualquier caso, es de agradecer que el ambiente político se ha destensado, o quiza impere tan solo una calma tensa. Sería un lujo disfrutar de una campaña tranquila, sin reproches personales y con críticas constructivas. Y si esa actitud se mantiene tras las elecciones, de las que más que probablemente surgirá la necesidad de alianzas para gobernar, entonces, ganaremos todos, ganará nuestra marca, ganará Cartagena. Sea cual sea el resultado.