La poesía se ha colado en las clases de la asignatura Valores Éticos del instituto Jiménez de la Espada. Es una apuesta del departamento de Filosofía, que ha impulsado el uso de poemas para abordar capítulos del temario de tercero y cuarto de la ESO, así como de segundo del Programa Mejora Aprendizaje y Rendimiento (PMAR). El objetivo, según cuenta el coordinador de la iniciativa, Carlos Olmo, es trabajar aspectos éticos desde la obra de poetas cartageneros, a los que también se les da mayor visibilidad y alcance, ya que el programa ha llegado a más centros.

Y es que, la actividad consiste en la lectura de versos de escritores nacidos o afincados en la ciudad portuaria y que son susceptibles de una reflexión ética. Un buen ejemplo se encuentra en las dos lecturas que ya han llevado a cabo en el centro. Ellos las llaman 'hojas volantes' y, en su primer caso versó sobre las relaciones tóxicas y los depredadores sentimentales. Fue a través de un poema de la cartagenera Charo Serrano, autora de la plaquette poética Bronce e integrante del equipo editorial de la revista literaria El vuelo del flamenco.

La segunda hoja siguió los versos de dos poemas del propio Olmo que hablaban de cuestiones relacionadas con la inmigración y los refugiados, así como de las guerras y el racismo, de forma más colateral.

La tercera entrega aún está por llegar, pero analizará textos de Jesús Sanmartín que hablan de la libertad a través del antiguo Cuartel de Instrucción de Marinería (CIM), que se usó como un penal y ahora es base de docencia gracias a la Universidad Politécnica, que lo convirtió en su Facultad de Ciencias de la Empresa.

Balance positivo

Balance positivoLos resultados, de momento, son satisfactorios, según Olmo, quien avanza que habrá unas cinco o seis 'hojas volantes' antes de sacar las conclusiones finales. El plan es que el próximo curso siga en marcha el proyecto que permite a los alumnos adentrarse en la educación en valores desde un punto de vista más pasional que racional. Así, la iniciativa busca que los estudiantes sean capaces de jugar con ideas y saber expresarlas emocionalmente. Y es que, como dice el coordinador del programa «no hay razón sin pasión».

Además, la iniciativa invita a los alumnos a adentrarse en el mundo de la poesía o la prosa, aunque como reconoce Olmo, es la parte que más cuesta a los jóvenes. No obstante, hay algunas piezas destacables que se plantea incorporar en una antología al final de la experiencia.