Dijo una vez Mahatma Gandhi que «la grandeza de una nación y su progreso moral puede ser juzgado por la forma en que sus animales son tratados». Si el pacifista hubiese conocido el tradicional bautizo de animales de San Antón, hubiese pensado en el barrio cartagenero como el mejor lugar del mundo. Y es que, ayer, la plaza de la iglesia volvió a convertirse en un ejemplo de respeto y admiración al mundo animal con decenas de personas que acudieron con sus mascotas a la ineludible cita de las fiestas en honor al patrón, en su día grande.

Sobre todo perros, pero también gatos, caballos, burros, canarios, tortugas y hasta lechuzas o caverneras -como se conoce a los jilgueros en Cartagena-, fueron los auténticos protagonistas de un acto que en los últimos años ve decrecer su afición, aunque sigue manteniendo su encanto.

Hubo trofeos al animal más llamativo, más cuidado o más curioso y tampoco faltaron los tradicionales rollos de San Antón, bendecidos también por el párroco, y que se vendieron en la misma plaza de la iglesia.

Antes del acto principal del día, la jornada comenzó con una diana floreada a la que siguió una misa en honor a San Antón. También, tras la bendición de los animales, se celebró el gran baile del vermú, en el local social, amenizado por el grupo Minerva, todo un clásico en esta cita popular.

El colofón al día grande de los festejos del barrio lo puso la procesión del santo por las calles, así como una rifa familiar y un baile, de nuevo, en el Local Social.

No faltaron a la cita representantes políticos, como la presidenta de la Asamblea, Rosa Peñalver; la consejera de Portavocía, Noelia Arroyo; la alcaldesa de Cartagena, Ana Belén Castejón; y ediles de la Corporación municipal.