El inicio de la construcción de la primera de las cinco corbetas encargadas por la Armada de Arabia Saudí a Navantia ha sido recogido con optimismo por la plantilla del astillero en Cartagena. Y es que, ese a que el contrato con la Armada saudí beneficiará especialmente a las factorías de la Bahía de Cádiz, las instalaciones locales serán parte fundamental en el desarrollo de las embarcaciones.

Así, el astillero de Cartagena cuenta con la Fábrica de Motores de la empresa, por lo que se construirán en la dársena local. De hecho, fuentes de la empresa indicaron que la fábrica aportará los motores propulsores, los grupos diésel generadores, así como el equipamiento del taller de Mantenimiento y del Centro de Formación para la dotación y personal de mantenimiento en base.

Además, especificaron que cada corbeta está propulsada por cuatro motores diésel, fabricados bajo licencia de la firma alemana MTU, cada uno de los cuales es capaz de desarrollar una potencia de 8.050 caballos de vapor a 1.325 revoluciones por minuto.

De igual forma, para la generación eléctrica, cada buque irá equipado con cuatro grupos diésel generadores, también de licencia MTU, capaces de desarrollar una potencia unitaria de 945 caballos de vapor a 1.800 revoluciones por minuto.

En resumen, desde la factoría señalaron que el total del programa supone para la Fábrica de Motores unas 155.000 horas para personal propio, y una subcontratación de aproximadamente 85.000 horas, durante un período de cuatro años.

Pese a la polémica surgida en torno al contrato, el acuerdo asciende a 1.813 millones de euros y es el mayor en la historia de los astilleros españoles con un cliente extranjero y consolida la posición de Navantia en Oriente Medio.

Según las cifras difundidas por Navantia y la Sociedad Estatal de Participaciones Industriales (SEPI), este contrato permitirá mantener 6.000 empleos anuales durante cinco años en los astilleros del país.