Se le ocurrió en un viaje a Valencia. Haciendo un estudio de las especies que vivían en el puerto de la ciudad levantina, comprobó que habían sacado una guía, y se le «encendió la bombilla». Lo trasladó a su ciudad, donde comenzó a bucear, y se dio cuenta de que bajo el fondo del Puerto de Cartagena «había mucha más vida de lo que imaginaba». Así se fraguó 'Un viaje submarino por el Puerto de Cartagena', el libro que el fotógrafo Javier Murcia ha presentado esta misma semana, y que recoge 160 fotografías de las distintas especies que viven en sus fondos.

El libro está editado por la Autoridad Portuaria, cuyo presidente, Joaquín Segado, accedió a la propuesta del fotógrafo nada más conocerla. Ha sido un trabajo de más de seis meses, en el que Murcia se ha rodeado de algunos amigos, «porque les hacía especial ilusión» participar en el proyecto.

En los fondos submarinos de la bahía de Cartagena se ha encontrado especies que le han llamado poderosamente la atención. Destaca como el más peculiar, el caballito de mar, cada vez más difícil de encontrar en el Mar Mediterráneo. Hay dos especies, el caballito de hocico largo, y el caballito de hocico corto. También ha fotografiado especies protegidas y difíciles de encontrar, como la nacra de púas grises. «Incluso he visto algunos peces como meros y morenas», apunta el artífice de este libro que se presentó el pasado jueves.

Se trata de una obra dividida en cinco apartados, según el tipo de fauna: especies bioindicadoras, de interés científico, protegidas, endémicas y nudibranquios. Es un libro de fotografía para todos los públicos. Cada imagen va acompañada de un pie de foto explicativo (con el nombre científico y el nombre común del pez), en el que se cuenta la especie que aparece y algunas curiosidades sobre ella. Eso sí, trata de no adentrarse en ámbitos demasiado especializados, incomprensibles para el gran público.

La dársena del puerto, el dique del muelle de Curra y las inmediaciones de Cala Cortina y Escombreras fueron los escenarios donde se sumergió Javier Murcia para realizar estas fotos. Es una zona dividida en dos tipos de ecosistemas: una capa superficial, de fondo blando, (de hasta 0,5 metros de profundidad), donde se pueden encontrar anémonas, coral (Oculina patagónica) o actinia equina (tomate de mar). Otras especies propias de ese ecosistema de fondo blando son las almejas y las caracolas.

En las zonas de mayor profundidad, el fondo blando deja paso a un fondo rocoso, donde se pueden encontrar anélidos, moluscos, crustáceos, equinodermos, distintas especies de peces y caballitos de mar. En los fondos de las dársenas se encuentran la estrella cojín o el pulpo blanco.

Al contrario de lo que pueda parecer, la calidad del agua del Puerto de Cartagena es muy buena, según ha podido comprobar el autor de este libro. De otro modo, algunas especies que se reflejan en el libro no podrían sobrevivir allí. Son las llamadas especies bioindicadoras, que morirían en aguas contaminadas. «Solo hay basura humana, botellas de plástico, de cristal, anzuelos, cosas que tira la gente», señala Murcia.