Ha pasado de ser la reserva marina más conflictiva, a la joya de la corona de los espacios protegidos españoles. Y todo porque, tras cuatro años de intensos trabajos entre los colectivos implicados, se ha firmado un convenio entre pescadores artesanales y buceo recreativo responsable de la Región de Murcia, acuerdo que acaba de ser ratificado por el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación.

El proyecto Pescares de gobernanza de la reserva, en cuyo marco se ha logrado este pionero acuerdo, se puso en marcha en 2014 a iniciativa de la Secretaría General de Pesca. En la actualidad, y dados los buenos resultados, el Ministerio tiene pensado trasladar el modelo a otras reservas marinas españolas. Y lo están copiando y poniendo de ejemplo las 'universidades' internacionales de buceo.

José Ángel Sanz Wollstein, director del Proyecto, explica que en el acuerdo también han participado los científicos (principalmente del Instituto Español de Oceanografía) que velan por la sostenibilidad de la reserva. «Ha sido un acuerdo a tres bandas, pero dando prioridad a lo que decidan los científicos; no se hace nada sin su aprobación», añade.

Sanz se muestra orgulloso de que Cabo de Palos-Islas Hormigas cumpla «los más altos estándares de calidad» por haber logrado una pesca y buceo recreativo responsables. Y destaca que todos los representantes de los tres sectores implicados han participado de forma voluntaria, sin cobrar nada.

Ante cualquier propuesta, duda o denuncia sobre la reserva este grupo de trabajo se dirige a las autoridades competentes en cada caso, simplificando mucho el trabajo de las Administraciones competentes.

El director del proyecto destaca que el convenio puede beneficiar a un amplio sector de buceadores, que en el año 2017 ha realizado 26.000 inmersiones en la reserva marina de interés pesquero.

Algo se tiene que haber hecho bien en estos años, porque Cabo de Palos-Islas Hormigas está considerada como la mejor reserva de buceo de toda Europa.

Y si algo tienen claro pescadores y buceadores es que «la reserva es lo primero, pues si se pierde no tenemos nada que hacer», apunta Sanz. Por ello, son los primeros en luchar contra el furtivismo pesquero. Además, los buzos que quieran sumergirse en la reserva deben pasar un test «riguroso y con estándares de calidad más altos del mundo».