La sección Número 5 de la Audiencia Provincial, con sede en Cartagena, ha confirmado la condena del Juzgado de Lo Penal Número 1 de esta ciudad que imponía a un hombre la pena de cinco meses y quince días de prisión por acosar sexualmente a una de las trabajadoras de su empresa.

Asimismo, el tribunal corrobora en su sentencia que el condenado tendrá que indemnizar a su víctima con 3.000 euros.

Según detalla la sentencia, a la que ha tenido acceso este periódico, los hechos se remontan al año 2012, que fue cuando el hombre contrató a la mujer como administrativa en su inmobiliaria. En una fecha no determinada, el jefe «siendo consciente de su superioridad laboral, y abusando de la misma, se aproximó a la mujer, que se encontraba en su puesto de trabajo, e intentó darle un beso», apunta la Audiencia.

La mujer entonces le rechazó y le preguntó qué estaba haciendo. «A partir de ese momento, comenzó a tocarla de manera reiterada, poniendo su mano en numerosas ocasiones sobre los muslos de ella, que repetía que la dejase en paz», indica la sentencia.

Días después, el jefe fue con su empleada a una finca «con la finalidad de enseñársela a unos posibles compradores» y, una vez allí, «aprovechó para introducirse con ella a solas en una habitación y le dijo que quería estar con ella, respondiendo la mujer que no quería mantener una relación con él», prosigue el tribunal.

«Ese mismo día, al regresar de la finca y subirse a bordo de un vehículo, le volvió a tocar la pierna y le volvió a decir que quería estar con ella, que no sabía el potencial sexual que tenía, que no lo aprovechaba, que era una mileurista y podía estar con alguien con más dinero», en referencia a él mismo.

Además, le dijo que «ya era vieja y no tenía ni novio», continúa la resolución judicial.

En una ocasión, la mujer se encontró con su jefe en un bar de una localidad costera de la Región y él «se abalanzó sobre ella, negándose nuevamente la perjudicada de manera clara y diciéndole él que tenía estar con él por la economía», describe la sentencia.

En repetidas veces, el jefe insistió a su subordinada en que fuesen juntos a alguna de las casas en venta de la inmobiliaria «para echarse la siesta», algo a la que la mujer se negó siempre. En enero de 2013 el hombre le dijo que la iba a despedir, «que no había querido estar con él y se iba a arrepentir», destaca la Audiencia.

La mujer fue despedida de un puesto de trabajo que ella no dejó antes «ante la necesidad económica que la apremiaba», tiene en cuenta la Audiencia Provincial a la hora de dictar el fallo.