Una quincena de vecinos del centro histórico de Cartagena han presentado por escrito una queja ante la alcaldesa Ana Belén Castejón (PSOE) para mostrar su rechazo a la celebración del mercado de época, que desde ayer está instalado en calles como Cuatro Santos, Duque o San Francisco. Los residentes registraron su queja ante el Ayuntamiento el 15 de octubre. En ella argumentan su oposición a la instalación de estos puestos ambulantes, al estimar que su actividad es «fuertemente contaminante». En concreto, atribuyen esta crítica a los puestos de comida caliente. Denuncian que estas instalaciones, para ellos «molestas» por el olor y el humo que desprenden sus planchas de asar, «carecen del necesario control sanitario, al no disponer el Ayuntamiento de servicios veterinarios que puedan supervisarlas». Se quejan de que el humo produce una fuerte irritación, se impregna en las fachadas y llena las galerías de las viviendas de hollín; lo que les impide abrir las ventanas de sus casas durante los tres días que dura el mercado.

El concejal Álvaro Valdés, del PP, transmitió esta queja al Gobierno local en el último pleno municipal, celebrado el 30 de octubre. Ante el requerimiento del edil de la oposición, la concejala y portavoz del Ejecutivo local, Mercedes García, explicó que se reunió con los vecinos que firman esta carta y acordó con ellos que la empresa que gestiona el mercado de época no iba a instalar las dos grandes tabernas que solía poner en El Lago y en la Plaza San Francisco. No obstante, los residentes sienten que han sido «engañados», al comprobar que estos puestos de comida caliente están emplazados en sendas ubicaciones.

El Gobierno local no dio ayer explicaciones sobre esto, aunque sí señaló que funcionarios municipales supervisaron durante la mañana, «como suelen hacer siempre», que los puestos de alimentación y comida cumplen con las medidas sanitarias. Los técnicos dieron fe de que todo estaba en orden y no detectaron infracción alguna. De todos modos, el Consistorio reconoce que hasta la fecha no tienen ninguna manera de supervisar de forma previa que los comerciantes cumplen con las medidas de higiene. Por ello,la Administración local asegura que los técnicos municipales ya están trabajando en la «elaboración de un protocolo ágil de requisitos previos a las empresas organizadoras de este tipo de eventos que hasta ahora no existía en Cartagena».

Una «ratonera peligrosa»

Al margen de esto, los vecinos destacan que el centro se convierte en una «ratonera» por culpa del mercado, lo que consideran un «peligro» para la seguridad, al tratarse de una zona residencial. Ven «imposible» el acceso de vehículos de emergencias debido a los numerosos puestos que hay instalados en calles muy estrechas. Los Bomberos circularon ayer por la mañana con su camión más grande por el mercado para comprobar que los vehículos de auxilio pueden circular. Un oficial del cuerpo explicó a este periódico que se trata de un procedimiento que suelen hacer ante este tipo de eventos, y que ayer encontraron dos o tres puntos conflictivos, sobre todo en esquinas o zonas de giro, en los que no pasaba el camión. Si bien, afirmó que el paso fue liberado tras encomendar a los comerciantes que movieran sus puestos unos metros, con el fin de liberar el espacio.

En este sentido, los responsables de la discoteca Tántalo, de la calle Cuatro Santos, también se quejaron de que con motivo del mercado se han desplazado los cubos de basura junto a la salida de emergencia de esta sala con aforo para cerca de 1.000 personas. Igualmente, mostraron su enfado con el Ayuntamiento. Al igual que los vecinos, la sala de fiestas considera que la administración «beneficia» a los promotores del mercado, siendo un «agravio» comparativo para los empresarios locales. Los vecinos concluyen al respecto que los comercios del centro «están sometidos a una fuerte exigencia sanitaria alimenticia y medioambiental que el mercado de época incumple de forma clara».