Acudir cada 1 de noviembre al cementerio a dejar flores a los familiares que un día les dejaron, es una tradición que se mantiene intacta con el paso de las décadas (pincha aquí para ver las fotos del día de Todos los Santos en el cementerio de Los Remedios). Siguiendo las costumbres familiares, la festividad de Todos los Santos es la fecha señalada para recordar a las personas allegadas que fallecieron, pero también para que la gente de la ciudad se encuentre en un camposanto con sus recuerdos.

Sin embargo, con el paso del tiempo se presenta una incógnita respecto al futuro de esta celebración. En la sociedad persiste la duda de si los más jóvenes, habitualmente menos interesados en estas cuestiones, continuarán con la tradición o será una festividad que con el tiempo será casi anecdótica. Entre los vecinos de Cartagena, algunos creen que la gente no ha dejado de ir en los últimos tiempos, y que el día de Todos los Santos resistirá a la transformación de la sociedad. «Es una tradición que hay que mantener. Aunque solo sea un día al año, está bien que la gente recuerde a sus difuntos», opina Ángel. «A lo mejor no tanto como antes, cuando venían incluso con la comida a pasar el día, pero yo creo que la gente seguirá viniendo», coincide Encarna. «No se está perdiendo. Nosotros venimos todos los años y vemos que hay muchísima gente», comenta Juani.

Jóvenes que solo acompañan

Sin embargo, entre el público más joven, hay más dudas. Dani y Adriana acuden para acompañar a sus familiares, pero no por que sea una cuestión que realmente les parezca interesante. Según su perspectiva, la mayoría de gente que acude al cementerio tiene una cierta edad, y los que pertenecen a su generación no continúan con esta costumbre, por lo que algún día, dentro de 20 años, se perderá casi definitivamente.

Rosa, una persona de mediana edad, también cree que será complicado que en el futuro se mantenga la tradición: «Yo vengo por mis familiares. Mi madre siempre venía conmigo, y yo he continuado la tradición. Pero por ejemplo, mi hija no viene porque sus amigos ya no vienen». Ginés, que la acompaña, añade que «los jóvenes tienen otras prioridades y no piensan tanto en la familia como se hacía antes».