El cartagenero Serafín Piñeiro, doctor ingeniero y profesor del Instituto Mediterráneo de Estudios de Protocolo (IMEP), presentó este viernes en el Club de Regatas su última novela, 'Lágrimas del poder'.

¿De qué va este libro?

Es una novela costumbrista ambientada en la Cartagena actual. Se inicia con un atentado terrorista, trama secundaria; y enseguida enlaza con las vivencias de Miguel Ángel, dueño de una librería y amigo de un arqueólogo que muere en extrañas circunstancias. A partir de ahí, se ve enredado en un peligroso juego de códigos y acertijos en el que nadie es lo que parece y en el que poco importará su vida. Todos quieren conseguir ese material oculto tanto tiempo y solo el inspector Romero tratará de librar de su aciago destino.

Es la tercera parte de su libro 'La verdad dormida'. ¿Cómo es que aún no se ha publicado la segunda?

La segunda parte, titulada 'La sombra del olvido', verá la luz en 2020 y será un relato que servirá de puente entre las anteriores. Comencé a escribir ambas novelas al mismo tiempo y, al final, esta trama fue la que tuvo más fuerza y me obligó de alguna forma a terminarla antes.

En las 'Lágrimas del Poder' hace un guiño al comisario de Cartagena, Damián Romero, al darle su apellido al inspector que investiga la trama.

Conozco al comisario Romero desde mi más tierna infancia, yo diría que fue mi primer amigo en la vida. En los 60 ya jugábamos a policías y ladrones por la entrañable calle de la Morería Baja y, para mí, este guiño es una especie de pequeño homenaje a la amistad de toda una vida.

El inicio de la obra es un hecho insólito: un atentado yihadista en el Monumento al Procesionista.

Bueno, con el atentado inicial solo trato de llamar la atención del lector para meterlo en la trama de inmediato; no obstante, también quiero dejar claro que en estos tiempos en los que vivimos no se puede descartar nada y que hay que ir atentos por la vida.

¿Por qué ha escogido como epicentro de la historia el Monumento al Procesionista?

Ese entrañable monumento se inauguró en 1983 gracias al esfuerzo, entre otros, de don Luis Linares Botella, un gran californio y padre de mi gran amigo Luis Linares Ferrando. De todos es sabido que el monumento ha dado varias vueltas por Cartagena y que ha sufrido varias agresiones; por tanto, se trata de otro guiño a un monumento que me encanta ver cada vez que paseo por la plaza de San Sebastián.

Su libro tiene fin solidario.

Mi amistad con Santi López, un joven de 18 años miembro de Asido es razón suficiente para que el 20% de esta novela se destine para ayudar a esta asociación de Síndrome de Down.