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Construido en el año 1864, para muchos el faro de Cabo de Palos es mucho más que una luz que sirve de guía a los marineros. Con más de 150 años de existencia, esta torre de 51 metros de altura sobre el terreno va dentro del corazón de quienes han aprendido a nadar junto a ella, han descubierto la vida que hay en las profundidades de la reserva marina de Islas Hormigas o han saboreado uno de los platos más característicos de nuestro litoral, el caldero, a pocos metros de donde se levanta esta majestuosa construcción ideada por Leonardo de Tejada.

Sin embargo, pese a este gran arraigo en la población local, muy pocos privilegiados han podido hasta ahora ver los entresijos del mismo o contemplar las vistas de 360 grados que hay desde el balcón del faro, donde se aprecia con un simple abrir de ojos la belleza de sitios como La Manga, el Mar Menor, Isla Grosa, Calblanque, el Campo de Cartagena o la propia localidad de Cabo de Palos.

Ahora, por primera vez, la Autoridad Portuaria ha abierto el faro para las visitas del público. Más de 3.000 personas se han apuntado ya para hacer este recorrido guiado en el que hay que subir a pie los 350 escalones del faro. En este trayecto gratuito también se podrá descubrir un poco la historia del entorno. Pese a que la Autoridad Portuaria ha duplicado el número de días de las visitas por la alta demanda, solo hay plazas para 700 de los inscritos en los cuatro días que hay habilitados: 1, 2, 3 y 4 de noviembre. Cada recorrido tendrá una duración aproximada de 30 minutos y se subirá al faro en grupos de cinco personas.

El plazo para apuntarse ya está cerrado. Las visitas se desarrollarán durante este puente de Todos los Santos, salvo que haya condiciones climatológicas adversas. Y es que, los propios fareros cuentan que el faro tiene vida propia. Esto es debido a que cuando sopla fuerte viento de Levante, algo habitual en esta zona de Cartagena, se nota cómo el faro vibra.

El presidente de la Autoridad Portuaria de Cartagena, Joaquín Segado, destaca que es la primera vez que el faro se abre a las visitas del público. Apunta que, de cara al futuro, se puede promocionar el faro como una visita para cruceristas exclusiva. No obstante, para subir las escaleras que dan a la parte alta de esta luminaria hay que estar en buenas condiciones físicas, aunque se sube en un par de minutos. Al ser preguntado por la posibilidad de abrir allí algún tipo de establecimiento turístico, Segado asegura que no quiere ni oír hablar de que se abra un negocio en el faro. Atrás queda la polémica y la presión social que se generó cuando el PP quiso promover la apertura de un hotel allí.

La artista Belén Orta, por otro lado, ha querido remover conciencias y recordar el potencial destructivo del plástico con una escultura a escala real del cachalote de diez toneladas hallado muerto por una ingesta de este material a unos metros del faro, en Cala Fría, el pasado febrero. El cetáceo tenía 29 kilogramos de plástico en su interior. La asociación Procabo ha trasladado la obra a la explanada del faro para concienciar a vecinos y visitantes de este problema global de las basuras marinas, que, según este colectivo, también causa impactos a nivel local.

Jesús Álvarez es el último farero que hay en Cabo de Palos tras las recientes jubilaciones de varios de sus compañeros. Lleva 30 años viviendo en este faro. Asegura que su profesión está en vías de extinción, ya que los faros cada vez están más automatizados. Desde Cabo de Palos se monitorizan las luminarias que hay repartidas por toda la costa: desde Águilas hasta el Estacio de La Manga.

Además, hay que recordar la placa situada en la explanada que hay junto al faro que sirve como homenaje a las víctimas de El Sirio, un barco que naufragó frente al faro el 4 de agosto de 1906. También honra la labor de los pescadores de Cabo de Palos, que se echaron a la mar para salvar al pasaje de este transatlántico. En la placa aparece una imagen de Vicente Buigues, un patrón afincado en la localidad costera que recibió tres condecoraciones por su acción heroica en las tareas de rescate. En el naufragio perdieron la vida 242 personas.