El nuevo escenario del puerto dio ayer a las Bodas de Aníbal e Himilce la posibilidad de contar con cientos de invitados al enlace. Y es que, la distribución de los asientos ante las limitaciones de peso de la antigua explanada de los quioscos comerciales hizo que más que meros espectadores, los asistentes vivieran el 'sí, quiero' de ambos personajes en primera persona -vea la galería de fotos, aquí-.

Fue la gran novedad de la velada, junto a la ambientación y los juegos de luces y sonido, ya que, el guión, apenas contó con cambios respecto a otros años. Así, los festeros volvieron a enfundarse su traje de actor para narrar cómo el ejército púnico requiere una alianza con el rey Mucro de Cástulo -antigua ciudad levantada sobre la actual Linares, en Jaén-. Para ello, se acordó el enlace entre Aníbal, el general púnico, e Himilce, la princesa íbera. Ambos, en un primer momento, dudaron de la conveniencia de esas nupcias, pero un encuentro bajo la luz de la luna llevó a ambos a eliminar las suspicacias políticas y dejar triunfar al amor.

Así, llegó el momento esperado por todos los asistentes: la boda. Luz, sonido y color se combinaron para dar esplendor al acto más emotivo de cuantos los carthagineses representan durante los diez días de fiestas.

Las entradas tanto de Aníbal como de Himilce desvelaron los secretos mejor guardados de la noche: los trajes. La princesa llegó en su ya acostumbrado palanquín, portado a hombros, y con un tocado de grandes ocasiones y un vestido blanco reluciente. Por su parte, el general lució un imponente traje formado por una coraza marrón y túnica roja.

El enlace finalizó con el esperado 'sí, quiero', que pareció pronunciar toda la ciudad deseosa de que el acto mantenga lugar y apuesta por la luz y el sonido.

Un castillo de fuegos artificiales puso el broche a una representación que el próximo año también contará con novedades con nuevos personajes. Y es que, Adolfo Sánchez y Sara Reñasco concluyen sus dos años representando a Aníbal e Himilce, respectivamente, por lo que en 2019 habrá caras distintas. También en los hermanos del general, que protagonizan junto a Aníbal un alegato al papel de la mujer en la vida. Víctor Niego, que interpreta a Asdrúbal Barca, y Carlos Antón, que se viste de Magón Barca, también dejarán los personajes, aunque afirman que seguirán vinculados a los festejos y dispuestos a todo para lo que sean requeridos.

El fin de fiesta se puso en el Campamento festero. Una vez concluido el acto en el puerto, los carthagineses pusieron rumbo al recinto de Benipila para celebrar allí los festejos nupciales, que contaron con una gran tarta y las viandas que las tropas ofrecieron a los recién casados, destacando, entre otros platos, las pelotas honderas.

También en el Campamento se celebraron las bodas por el rito carthaginés en numerosas tropas. También hubo divorcios y, sobre todo, mucha complicidad.