Durante el pasado siglo XX la forma de contactar telefónicamente con la Policía Municipal fue variando para los cartageneros, sobre todo aquellos afortunados que disponían de un aparato en casa, todo un lujo al alcance de unos pocos hasta que su uso se generalizó.

Por hacer un poco de memoria, en los años cuarenta, cuando los números tenían todavía cuatro dígitos, había que marcar el 1800, que era el de la centralita del Ayuntamiento y que con los años acabaría siendo el 501800. Ya en los años setenta y parte de los ochenta la Policía Municipal disponía de número propio, primero el 52 00 32 y posteriormente el 10 00 00, pero todo cambiaría con la llegada de un simple número, el 092, cuya puesta en marcha narra la historia de hoy.

A principios del año 1986, con la aprobación del Proyecto de Ley de Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado, el papel de la Policía Municipal pasó a ser más importante en el mantenimiento de la seguridad pública, y ello se tradujo en la creación del 092, nacido de la ya existente Brigada de Seguridad.

Los mayores problemas para iniciar este servicio derivaron del montaje de la centralita telefónica, que se retrasó más de lo previsto y cuyo coste ascendió a millón y medio de pesetas de la época, todo un potosí.

Con las tecnologías que disponemos hoy en día, a los lectores les parecerán algo anticuados los datos, pero es que hace más de treinta años nadie imaginaba que los avances en comunicación iban a ser tan rápidos.

Con esta nueva centralita, a partir de ese momento se podría bloquear la llamada cuando se anunciara la colocación de bombas, grabar las llamadas, y un sistema de seguridad con circuitos cerrados de televisión vigilaría las entradas y salidas del cuartel de la Policía Municipal ubicado entonces en el tristemente desaparecido Convento de las Siervas de Jesús.

Contaba con dos emisoras de intercomunicación, un escáner para barrer todas las frecuencias y conexiones directas con teléfonos denominados ´de punta-cola´ para conectarse directamente con la Policía Nacional y la Guardia Civil. Complementaba el servicio una conexión con el banco de datos del ordenador instalado en el Ayuntamiento y un plano magnético para poder ubicar la situación en todo momento de los efectivos policiales.

Curioso el dato facilitado por la prensa de entonces sobre el equipamiento especial requerido para su puesta en marcha, que incluía utensilios como picos, palas, mazos, sierras, máscaras antigás, tratamientos urgentes anti quemaduras y un amplio botiquín. Todo este material se almacenaría en el cuartel de la Policía Municipal y, desde allí, se distribuiría a los vehículos que ejercerían el servicio, los Seat Ronda dotados de transmisores sofisticados.

En cuanto al personal, la plantilla estaba formada por 65 policías en turnos que abarcaban las 24 horas, siendo el turno de noche cubierto por cinco unidades policiales.

Finalmente, el 24 de marzo de 1986, a las 13.24 horas, el alcalde Juan Martínez Simón se acercó al micrófono de la centralita de operaciones del cuartel de la Policía Municipal y se identificó así: «A-Cero llamando a todas las unidades».

A continuación, los diez vehículos del servicio 092 fueron contestando como señal de que habían recibido la llamada y estaban preparados para recibir la orden, y la primera autoridad municipal entonces exclamó: «Adelante y buen servicio».