La cuenta atrás toca a su fin y Cartagena está a punto de verse conquistada un año más por sus grandes fiestas históricas, Carthagineses y Romanos, que entre los días 21 y 30 de septiembre trasladarán la ciudad a la época de la II Guerra Púnica, cuando los imperios púnico y romano luchaban por la supremacía en el Mediterráneo, siendo punto de inflexión en el desenlace de ese pugilato los sucesos acaecidos en esta tierra entre los años 223 y 209 antes de Cristo. Y para vivir en plenitud estas esperadas celebraciones, LA OPINIÓN de Cartagena pone al alcance del público los llaveros de los Carthagineses y Romanos en colaboración con la Autoridad Portuaria de Cartagena.

Será los días 21 (viernes) y 22 (sábado) de septiembre cuando se puedan adquirir en todos los quioscos y demás puntos de venta. Y todo por solo 0,30 euros más el cupón de cada uno de los dos días. Con este sencillo paso, los lectores de este diario tendrán la oportunidad de mostrar su pasión por unas celebraciones de tanto calado, luciendo dos piezas de diseño exclusivo, de 8 centímetros de alto y de 2,5 centímetros de ancho, que harán las delicias de todos los apasionados de estas fiestas.

LA OPINIÓN propone disfrutar en primera persona de uno de los acontecimientos más esperados del año, que como siempre llega cargado de simbolismo y es capaz de despertar el interés de todos los públicos. La entrega de estos complementos coincidirá con el pistoletazo de salida a unas espectaculares fiestas que este año estrenan su flamante declaración de Interés Tutístico Internacional.

En su vigésimo novena edición, la trimilenaria ciudad revivirá durante diez días los extraordinarios acontecimientos históricos que la tuvieron como escenario hace dos mil años. De hecho, durante diez días, Cartagena se llenará de escudos, cascos, lábaros y falcatas. Absdrúbal la fundará y le dará el nombre de Qart-Hasdasht. Mientras que su hermano Aníbal se casará con la princesa ibera Himilce y jurará odio eterno a los romanos. A pesar de los aciagios presagios de la diosa Tanit, emprenderá su fatídica marcha hacia Roma, de la que ya no volverá, porque el general romano Scipion la conquistará y la refundará con el nombre de Carthago Nova.