El puerto deportivo de Cabo de Palos va a la deriva, sin rumbo. Esto es lo que denuncian los propios concesionarios de amarres en este enclave portuario con capacidad para cerca de doscientas embarcaciones de recreo de pequeña eslora. Exigen que se haga una reforma de consideración. La instalación depende de la Consejería de Fomento de la Región de Murcia; ente al que los usuarios echan las culpas del «absoluto abandono» y «falta de mantenimiento» de este lugar. Por su parte, la Comunidad Autónoma se limita a señalar que la Dirección General de Puertos va a retomar las reuniones con los usuarios del muelle para trabajar de forma conjunta con el fin de buscar solución a sus peticiones.

Entre las reclamaciones se encuentra la solicitud de que se haga un dragado frente al restaurante La Tana, ya que exponen que cuando hay marea baja muchos de los barcos no pueden salir al mar o entrar al puerto porque sus cascos chocan con el fondo. Asimismo, solicitan que se mejore la señalización para acceder a la bocana del puerto, puesto que algunos marineros sufren accidentes al tratar de acceder por zonas prohibidas, que no están debidamente marcadas.

Los dueños de amarres se quejan de que falta seguridad en la zona. Esta misma semana se ha producido un asalto a una embarcación, que ha sido desvalijada. «Han reventado la puerta del barco y se han llevado todos los equipos electrónicos, que están valorados en más de mil euros. Se llevaron también las cañas de pescar y hasta un paquete de tabaco», sostiene uno de los marineros de la zona. Igualmente, apuntan que estos asaltos ocurren con bastante frecuencia.

Por otra parte, solicitan que se arreglen las estructuras de los pantalanes, que tienen muchos de ellos las maderas rotas e, incluso, fijaciones en mal estado y carcomidas por la corrosión. Igualmente, comentan que las cadenas de los fondeos están oxidadas y se rompen con frecuencia. Encima, subrayan que cuando una se fractura pasan semanas para que sea arreglada, como ocurre con las frecuentes roturas de tuberías de agua. Además, apuntan que los enchufes para la conexión de los barcos no tienen ninguna protección contra el agua, por lo que saltan chispas cuando llueve. Dicen que tampoco hay mangueras contra incendios ni aros salvavidas en el entorno de la zona peatonal. Por último, cuentan que el varadero está cerrado por enfermedad de la persona que tiene la concesión.