Las obras de reparación del emisario de Cala Reona comenzaron ayer. Esta infraestructura se utiliza como canal submarino de evacuación de aguas de la depuradora municipal Mar Menor Sur, que da servicio a La Manga y Cabo de Palos, entre otras poblaciones del litoral cartagenero. Destacar que la construcción soporta en verano mayor volumen de vertido de agua, debido al incremento de la población en estos enclaves vacacionales. Según el Ayuntamiento de Cartagena, los trabajos estarán terminados en 16 días hábiles, por lo que la reparación de las quince fugas detectadas por los buceadores estará lista a mitad de julio.

La Demarcación de Costas de la Región de Murcia ordenó al Consistorio en diciembre que arreglara esta infraestructura de forma urgente. El organismo estatal señaló en su reclamación que estas roturas suponían un «peligro» para las zonas de baño y para los espacios protegidos de la Red Natura 2000 que atraviesa este emisario de 2.072 metros de longitud, y que alcanza una profundidad máxima de 30 metros.

Los trabajos están siendo realizados por la empresa Diving Contractor y tienen un coste de 118.957 euros. El importe será asumido por una firma pública, la Entidad de Saneamiento y Depuración de Aguas Residuales de la Región de Murcia (Esamur). No obstante, las tareas han sido encomendadas por el Ayuntamiento. El equipo de trabajo está formado por cuatro buzos, así como personal de apoyo en embarcaciones. La quincena de roturas se van a reparar mediante diferentes técnicas, en función del tipo de daño que presenta cada una de ellas. Así, los operarios aplicarán masilla especial en las más pequeñas y colocarán en las más grandes un zuncho especial de reparación, que hará de cajón hermético para contener las fugas de agua.

Costas ya anunció en su escrito remitido al Consistorio que el «mal estado» del emisario submarino suponía una «amenaza ambiental». En esta línea, desde la Asociación para la Protección de Cabo de Palos (Procabo) denuncian que esta infraestructura «se encuentra en unas condiciones muy precarias». Además, sostienen que en sus inicios se construyó como aliviadero para ser usado solo en la época de mayor afluencia de gente; pero, sin embargo, denuncian que se está usando como un emisario de salida continuada durante todo el año. Algo que consideran «perjudicial» para el medio marino. Procabo afirma que lleva denunciando esta situación desde el año 2000.

Desde la asociación conservacionista critican que el principal problema es que el emisario se encuentra entre dos espacios «muy sensibles»: la reserva marina de Cabo de Palos e Islas Hormigas y el Parque Regional de Calblanque, Monte de las Cenizas y Peña del Águila.

«La tubería está en el fondo y se encuentra aguantada con unos bloques de hormigón, que, con las corrientes marinas, se va quedando sin soporte, y esto hace que la tubería se quede prácticamente flotando y acabe partiéndose», explican los activistas. Desde Procabo añaden también que durante el verano es frecuente ver como en el mar flota «pura mierda», que se ha vertido al Mediterráneo a través del emisario de Cala Reona. «Durante el verano vierten aguas residuales que, debido a la gran cantidad de agua que llega a la depuradora, no puede ser tratada, lo que repercute negativamente en el entorno medioambiental», concluye el colectivo que defiende el Cabo de Palos.