Una de las calles más caras de la ciudad, la Muralla del Mar, situada a un paso de la plaza del Ayuntamiento, ha dejado de ser un lugar plácido en el que vivir con vistas a la dársena del puerto de Cartagena. La rutina de este enclave de aparencia idílica y tranquila se ha roto por culpa de los amigos de lo ajeno. El pasado domingo, los ladrones entraron en dos viviendas de un mismo edificio. Para ello, los cacos reventaron las cerraduras de las puertas blindadas de los respectivos domicilios. Los malhechores hicieron su trabajo a plena luz del día, entre las 13.00 horas y las 16.00 horas. Ningún vecino escuchó nada. Fuentes policiales apuntan que estos delincuentes hicieron guardia en los alrededores de la finca, a pie de calle, para esperar a que los moradores de los respectivos domicilios abandonasen sus casas. Con las viviendas sin gente dentro pasaron a la acción.

Es por eso que los investigadores están analizando las grabaciones de las cámaras de seguridad próximas, para tratar de identificar el vehículo que utilizaron los asaltantes. En la citada vía hay varios edificios militares, el Gobierno Militar y la Residencia Militar, donde habitualmente hay uniformados haciendo guardia. Asimismo, la Policía Científica ha inspeccionado los inmuebles asaltados para rastrear las huellas de los ladrones.

Joyas y dinero

Joyas y dineroEl botín consistió en joyas de diversa índole así como de pequeñas cantidades de dinero en metálico. Por el contrario, los saqueadores descartaron llevarse otros objetos de valor, como pueden ser los televisores de las viviendas, debido a su gran tamaño. No obstante, según ha podido conocer LA OPINIÓN, los ladrones removieron por completo los cajones de los domicilios en busca del botín.

Estos robos se suman también a otros de menor consideración, pero más descarados si cabe. Los propios vecinos desvelan que en solo un mes se han llevado media docena de fonoportas de varios edificios, la gran mayoría de ellos equipados con cámara de visión. Según uno de los residentes, «estos hechos ponen de manifiesto la falta de presencia policial en esta calle residencial en la que no hay ningún comercio, algo que facilita bastante el trabajo de los ladrones». Más atrás en el tiempo, hace unos seis meses, una vecina de la Muralla del mar cuenta que a un fontanero que fue a arreglarle un grifo a su domicilio le robaron las herramientas que tenía en su furgoneta. «Fue como a las cuatro de la tarde, un testigo le dijo al fontanero que la persona que se llevó sus utensilios iba vestido como un currante, por lo que no causó ninguna sospecha». Asimismo, esta residente se queja de que ya no puede guardar nada de valor en su garaje, debido a que los amigos de lo ajeno suelen visitarlo de vez en cuando. Pese a que todos los robos se han producido a plena luz del día, los vecinos consultados por este periódico coinciden en la necesidad de mejorar el alumbrado público de la calle. «Hay muchas luminarias que no funcionan y buena parte de la Muralla del Mar, especialmente las zonas ajardinadas, están prácticamente a oscuras por las noches, se quejan para pedir que el Ayuntamiento las arregle.