«No es lo mismo tomar una bebida alcohólica tipo ginebra que una copa de vino o una caña de cerveza». Así lo afirma el médico especialista en Endocrinología y Nutrición del Hospital Clínico Universitario Virgen de la Arrixaca Juan Madrid Conesa, que apunta una serie de requerimientos bastante claros a la hora de consumir alcohol.

Madrid Conesa sostiene que «el máximo aceptable son dos copas de vino al día o dos cañas de cerveza, nunca dos de cada», siempre y cuando se trata de «personas adultas que no padezcan ninguna enfermedad que contraindique el consumo de alcohol, como puede ser una pancreatitis, tener el hígado graso o estar tomando determinados fármacos». Además, señala que esta aceptación se refiere a hombres, ya que «en las mujeres debe ser un poco menos de cantidad diaria, puesto que ellas tienen menos líquidos en el organismo y metabolizan más despacio el alcohol».

No obstante, el experto insiste en que «no se puede recomendar como medida de salud pública» el consumo de estas bebidas, puesto que «siempre es mejor beber sin alcohol», pero añade que «en estas cantidades no habría problema».

Explica que «no tienen nada que ver una bebida destilada como puede ser la ginebra o el whisky, que prácticamente solo aportan alcohol o calorías vacías, con el vino». Y añade que «sobre todo, el tinto posee antioxidantes, fundamentalmente el resveratrol, que se puede encontrar en la uva». Detalla que «en los vinos blancos encontramos menos antioxidantes, pero cuentan con otros ácidos que pueden ser beneficiosos para la salud».

Siempre acompañado de comida

Siempre acompañado de comidaOtra de las claves para entender el consumo responsable de esta bebida es tomarla «siempre con comidas». Madrid Conesa declara que «si se toma solo, entonces se absorbe muy rápidamente y afecta al hígado, ya que este órgano solo es capaz de metabolizar 7 gramos por hora, por lo que si se ingiere más de esa cantidad en una hora, el metabolismo no puede con ese ritmo, por lo que se acumula en sangre y finalmente llega al cerebro».

El especialista en Nutrición quiere dejar claro también que «las bebidas como el orujo, que nos las han 'vendido' como digestivas, son malísimas».