Nuevas tallas de la Semana Santa cartagenera han recuperado su esplendor en el Centro Regional de Restauración. Es el caso de las tallas de San Juan ( de la cofradía marraja) y la Samaritana y el Ángel de Pasión (de la cofradía california) que han sido tratadas durante los últimos meses en las dependencias autonómicas y que ahora, antes de que procesionen por las calles de la ciudad, permanecerán expuestas durante varios días en el patio del Palacio de Aguirre, para que quienes viven y visiten la ciudad portuaria puedan admirar de cerca estas piezas.

Los consejeros de Cultura, Javier Celdrán, y de Transparencia, Noelia Arroyo, presentaron ayer los trabajos realizados sobre cada una de las imágenes en el histórico edificio de la plaza del Lago y explicaron que las obras presentaban distintas y variadas patologías que han derivado en tres procesos de intervención completamente diferentes, con una enorme complejidad.

Así, el San Juan marrajo, escultura 'de vestir' realizada en madera tallada y policromada por José Capuz en 1943, había sufrido la aparición de una tonalidad verdosa en el rostro de la imagen. Los estudios realizados señalaron que no había problema en la policromía original y que ese tono se debía a un retoque de color parcial que se encontraba velando, a modo de maquillaje, gran parte de la cara y que alteraba el color primitivo.

Paralelamente, el estudio también desveló la presencia de distintos daños que debían tratarse, como la presencia de un estrato de suciedad generalizada, pérdidas de película pictórica en las manos, pies y cabeza, arañazos o pequeñas faltas de soporte en la peana.

Todo ello derivó en un completo proceso de restauración que ha consistido en la limpieza físico-química de la superficie, la reposición de las faltas de soporte perdidas, el parcheado de agujeros en el enlienzado, la reconstrucción de la capa de preparación, la reintegración cromática diferenciada de las faltas de color y la aplicación de un barnizado final. De este modo, se ha recuperado la obra en la que se pude apreciar el minucioso acabado polícromo con que Capuz acabó las uñas de los dedos.

Graves daños al caerse

En cuanto a La Samaritana, realizada por José Sánchez Lozano en 1945, al finalizar la procesión de la Burrica el pasado año, la imagen cayó del trono y sufrió graves daños como la fractura de múltiples partes, como las manos, los dedos y la cabeza. Además se vieron afectadas por pequeños roces y golpes otras muchas zonas de la superficie polícroma.

Desde Cultura se ha llevado a cabo un complejo proceso de restauración para encajar cada elemento y realizado nuevas fijaciones. Posteriormente, se trató cada uno de los pequeños golpes o abrasiones, se reconstruyó la capa de preparación, se realizó una reintegración cromática diferenciada y se aplicó un barniz final de protección.

Por último, se ha restaurado también la talla del Ángel de Pasión de los californios; una escultura realizada con técnica mixta (madera, yeso y telas encoladas) por José Sánchez Lozano en 1966 y que se caracteriza por ser una obra muy delicada, pues todo su manto está realizado con la técnica del enlienzado (telas encoladas y colocadas sobre la escultura).

Precisamente la delicadeza de las telas derivó en daños que fueron restaurados por un escultor que, para reforzar el enlienzado, aplicó una repolicromía completa, con estrato de yeso incluido, sobre todo el manto azul, lo que complicó la limpieza. La obra sufrió también otras desafortunadas intervenciones, como el arreglo del antebrazo derecho y la aplicación de un barniz ligeramente oxidado que mateaba y oscurecía todos y cada uno de los colores.

La restauración ha consistido en una limpieza físico-química para, posteriormente, reconstruir las zonas de capa de preparación, llevar a cabo una reintegración cromática diferenciada y aplicar el barnizado de protección.