Hoy, como cada 31 de diciembre a las doce de la mañana, desde hace ya 13 años, se congregarán en la bodega de Tomás Martínez Pagán y Paqui Bueno distinguidas personalidades de los diferentes sectores empresariales, políticos, sociales, militares y artísticos de la zona, entre los cuales mi padre y yo, por amistad con los anfitriones, asistiremos encantados a la cita.

Lo extravagante de este acto, y no me refiero al champagne francés ni al buen vino ni al jamón de bellota, es el poder de convocatoria del amigo Tomás, pese a no ostentar ningún cargo público, ni a ser multimillonario, ni a tener títulos nobiliarios, a fecha presente, cuando en este día tan señalado cualquiera de los asistentes podría poner una excusa para no asistir estando perfectamente justificada, demostrando, a mi juicio, ser el hombre con más don de gentes de nuestra ciudad portuaria y sin duda uno de los más queridos y respetados de la misma.

Martínez Pagán fue distinguido como 'Cartagenero del año 1997' y ha sido premiado en repetidas ocasiones, además de ser un gran orador y haber sido Hermano Mayor de la Cofradía de Nuestro Padre Jesús Resucitado y vicepresidente de la Junta de Cofradías. Él es un hombre comprometido con el devenir de su pueblo y al servicio del mismo, demostrando así una auténtica forma de vivir la vida pública «de manera consciente y responsable», como diría Ortega y Gasset.

Soy consciente de que vivimos en una sociedad que ha despreciado a su élite burguesa e intelectual, en favor de una sociedad desesperada, de ídolos con los pies de barro, sin idea de trascendencia, terriblemente deshumanizada y tendente a criticar y a hundir a los individuos excelentes o que destacan más allá de un mínimo plausible.

Además, aquí, los 'cartagenericos' tenemos muy mala idea y nos encanta criticar al otro. Está en nuestro ser. Somos así de ceporros. Por consiguiente, y aun siendo consciente de que el halago debilita, considero que debo destacar, y por eso lo destaco, el papel que desempeña en Cartagena el que fuera General de todos los Ejércitos en las fiestas de Carthagineses y Romanos y presidente de la Federación de Tropas y Legiones, puesto que resulta estrictamente necesario para esta patria con vocación de destino en lo universal y para esta ciudad trimilenaria, saber quién son sus hombres buenos porque, como apuntaba John F. Kennedy, «a una nación se la conoce por los hombres que produce, pero también por los hombres a los que honra».

Todavía recuerdo cuando, recién salido de la universidad, con dos licenciaturas a mis espaldas pero sin saber qué hacer con mi futuro, mi padre y mi madre me aconsejaron que fuese a visitar a Tomás, puesto que él sabría orientarme. Y eso es lo que hice. Fui a TAMAR a solicitar su ayuda, pese a no conocerlo lo suficiente. Él me tendió su mano sin titubeos, poniendo su cartera de contactos (que no son pocos) a disposición de un servidor, apadrinándome desde ese momento, por la vía de hecho, y a día de hoy todavía se lo agradezco, porque es de bien nacido ser agradecido. Y qué mejor forma que rindiendo este pequeño homenaje a este buen hombre que tanto bien hace por todos nosotros.

¡Por Cartagena y sus cartageneros y por Tomás el primero! ¡Por España! ¡Feliz año 2018!