En la calle Muralla del barrio cartagenero de Los Dolores no hay quien viva. Eso cuentan los propios residentes de esta vía, que han visto como en los últimos cuatro meses la convivencia se ha vuelto misión imposible. Tienen «miedo», y hasta incluso «terror», de uno de los vecinos de su calle. No se atreven ni a salir solos de sus casas.

Desde agosto hasta ahora, los habitantes de este enclave han presentado más de media decena de denuncias en contra de esta persona por lesiones o destrozos causados en sus domicilios. En agosto, María José recibió el impacto de una lata de cerveza llena en su hombro, resultando herida. El juicio se celebró la pasada semana y la magistrada impuso una condena al hombre de 140 euros de multa y arresto domiciliario de 40 días, según cuenta la damnificada.

«Esto no es suficiente, este hombre necesita que alguien le atienda, porque está enfermo. Por su salud y la nuestra, necesita que lo trate personal especializado», sostiene María José. Ella cuenta que ya se ha convertido en habitual que su vecino lance desde el balcón, de un primer piso, botellas de agua llenas, latas de cerveza, heces, e, incluso, recipientes con orines.

«Lo conocemos desde que era un niño, se ha criado aquí en el barrio, pero se ha vuelto muy agresivo, necesita ayuda», sostienen sus vecinos. Otra de las denuncias se produjo, según los residentes, debido a que esta persona, presuntamente, rompió a golpes una ventana y el timbre de su vecino de abajo. Los habitantes de esta casa han abandonado la calle ante tal clima de hostilidad. «La gente mayor está asustada, era un tema tabú en el barrio, pero ahora ya hablamos de ello. Muchas veces va aporreando con violencia las puertas de las casas para que le demos dinero», afirman. También señalan que no pueden estar tranquilos ni en la puerta de sus hogares. «Nos sentimos como en una cárcel dentro de nuestras propias viviendas, porque tenemos miedo de salir a la calle y que nos pase algo. Así no se puede vivir en paz», lamentan.

Según narran los habitantes de la calle Muralla, hasta en una ocasión tuvieron que defender a este vecino, que ahora les hace la vida imposible, porque vino gente a pegarle, tras haber sido blanco de sus insultos. «Le dieron una paliza al pobre», apuntan. Sus vecinos consideran que esta persona es también una «víctima», porque dicen que «no está bien». Vive solo, y no tiene ni luz ni agua corriente, añaden.

Servicios Sociales interviene

En la calle Muralla están hartos de ser «amenazados» e «increpados» por el vecino en cuestión. Tal es el punto de desesperación del barrio, que incluso han transmitido su malestar a la edil de Servicios Sociales, María del Carmen Martín del Amor. Según fuentes municipales, la Concejalía recogerá todas las quejas de los ciudadanos para transmitir la situación a la Fiscalía, para que la Justicia actúe al respecto, con el fin de favorecer la convivencia vecinal. Los habitantes quieren que se incapacite a esta persona, que según ellos, no tiene a ningún familiar que se haga cargo de él. «Nos sentimos abandonados por la Administración, que aún no ha intervenido para solucionar este problema de convivencia, y para que nuestro vecino se cure», concluyen.