La calle del Aire es california. La cofradía encarnada ha ampliado sus dominios en una de las principales vías de la Semana Santa local con la compra del edificio donde se encontraba la panadería de La Espiga Dorada, cerrada en 2012. La intención de los cofrades es almacenar en su interior todos los vestuarios de las agrupaciones y crear un salón de actos para llevar a cabo reuniones.

Y es que, según el hermano mayor californio, Juan Carlos de la Cerra, «nos hemos quedado sin espacio y hay agrupaciones que han tenido que alquilar locales para poder guardar sus vestuarios. Con esta compra, resolveremos este problema durante el próximo siglo». Así, pese a que el proyecto cofrade prevé una actuación concreta en el inmueble para adaptarlo a sus necesidades, De la Cerra explicó que el edificio se encuentra en buenas condiciones para su uso inmediato. De hecho, hasta el pasado mes de julio estuvieron viviendo en uno de los pisos los antiguos regentes de la panadería, que acordaron con la cofradía disponer del piso hasta esa fecha en la compra del inmueble.

«Vamos a empezar a utilizarlo ya, aunque la idea es, una vez finiquitada la inversión de la compra, poner en macha un proyecto de obra de unos 40.000 euros para después llevarla a ejecución», dijo el hermano mayor californio.

A 50 metros de la iglesia

No obstante, De la Cerra quiso remarcar que no se tratará de un cambio de sede, ya que la cofradía seguirá contando con su actual ‘base de operaciones’, junto a la iglesia de Santa María de Gracia y que da acceso a la capilla encarnada del templo. «Mantendremos la sede, como no puede ser de otra forma, pero vimos la oportunidad de adquirir el nuevo inmueble, que está apenas a 50 metros de la iglesia, y solucionar el problema de espacio que se nos presentada. Hay que pensar que somos 16 agrupaciones y que muchas de ellas participan en todos los días californios, por lo que son muchos trajes los que hay que guardar», indicó el hermano mayor de los encarnados.

La cofradía también dispone de los almacenes de Villa Samaritana, en la barriada Virgen de la Caridad, aunque estas dependencias se destinarán a custodiar las grandes estructuras de los desfiles pasionarios.

«Sabemos que es una apuesta fuerte y que tendremos que sacrificarnos para que salga adelante, pero se trata de un paso hacia el futuro, ya que con estas nuevas dependencias tendremos sedes para el próximo siglo», recalcó De la Cerra.