La asociación local de hosteleros, Hostecar, reclama que el Ayuntamiento actualice la ordenanza de ruidos, vibraciones y calidad ambiental para poder abrir negocios con cocina en edificios protegidos de Cartagena. Además, también solicitan que se aumente el límite de decibelios de la música de sus establecimientos. El presidente del colectivo, Juan José López, explica que es algo que ya se está haciendo en otros municipios próximos como el de San Javier.

Hasta ahora, los hosteleros cartageneros no tienen permiso para instalar chimeneas en estos locales que pertenecen a edificios históricos. Así que, al no tener posibilidad de hacer una salida de humos, no pueden abrir un negocio con cocina. Con el cambio de ley a nivel local que solicitan los empresarios, se permite la instalación de una campana que depura los humos por medio de un proceso químico, denominada Filtronic. Con esto se evita hacer una obra para instalar la chimenea que tire el humo al exterior. El novedoso mecanismo permite a los locales incluir una pequeña cocina funcional, en la que puede haber planchas y hasta alguna freidora.

Los hosteleros se quejan de que las ordenanzas municipales de Cartagena son más restrictivas que las normativas regionales, que tenían que cumplir hasta hace unos meses. Están negociando con la Administración local para que se actualicen lo antes posible. En cuanto a ruidos, requieren que el límite de 85 decibelios pase a 104 en aquellos establecimientos que estén bien insonorizados. «Hay empresarios que se han gastado hasta 300.000 euros en habilitar sus locales para que el ruido no se oiga en la calle, así que es justo que la Administración tenga en cuenta este esfuerzo», señala José Luis Gestoso, directivo de la asociación Hostecar.

El presidente de los hosteleros cartageneros afirma que hay un boom de bares y restaurantes en la ciudad, pero desvela que poco a poco se está pasando la moda de la fórmula tapa y caña, ya que cada vez se están abriendo más locales selectos y elitistas.

En cuanto a las cifras de negocio, los hosteleros reconocen que este año ha sido «duro». Exponen que el poder adquisitivo de la clientela es bajo y que Cartagena se ha convertido en un destino 'low cost' para los turistas debido a la falta de promoción de la ciudad. López afirma que ha aumentado la afluencia de clientes, pero que los ingresos se mantienen porque la gente gasta menos. No obstante, hay que recordar que también hay más locales abiertos que hace un año.

Por último, López se muestra crítico con los políticos locales. «No saben qué tipo de ciudad quieren: Turística, universitaria, de negocio», dice. A esto añade que la Mesa del Pacto por la Noche «no ha servido para nada, ni tampoco ha acabado con el botelleo de los jóvenes».