Francisco Sánchez es dueño del huerto AntiguaVidaNueva, que se encuentra situado en la Finca Villa Teresa de la diputación de La Puebla, en Cartagena. «Cultivamos de forma ecológica y artesanal verduras, frutas, hortalizas y plantas medicinales y aromáticas, realizando nosotros todos los procesos de elaboración», comenta Sánchez. Sin embargo, una de las novedades de este negocio es su adaptación a las nuevas necesidades de sus clientes con la venta de sus productos a través de una tienda online que han habilitado dentro de su página web.

«Tenemos varios cauces de venta», informa. «Enviamos una oferta semanal a través de un archivo de Excel a las direcciones de correo de nuestros clientes, que prefieren este sistema, y se recolecta el pedido a la carta», cuenta el representante de este negocio.

Desde particulares hasta grandes empresas se benefician de este servicio de compra, y dependiendo de su procedencia tienen disponibles varios sistemas de entrega. Cartagena, Murcia, Alicante, Mar Menor o Costa Blanca son los lugares en los que realizan la entrega con vehículos propios que incluyen equipo de frío y sin coste de porte, ya que se entiende que entran dentro de la ruta.

Sin embargo, este tipo de venta a través de internet «no sale del todo rentable», según informan desde AntiguaVidaNueva. «El negocio a través de internet tiene muchísimos gastos porque además debemos tener precios competitivos». Aseguran que «nuestro trabajo vale lo mismo en diciembre que en marzo, de modo que no jugamos con la subida y bajada de precios, y en algunos casos son incluso mejores que en cualquier supermercado».

Además de todos los servicios contratados para un adecuado funcionamiento, este nuevo modelo de venta por la web «requiere atención al cliente y una serie de gastos que soportamos nosotros», añaden.

Sánchez confiesa que plantan algunos cultivos cuyo beneficio «sabemos de sobra que es nulo». No obstante, «hay cultivos con mayor rentabilidad que otros». En este sentido, encontramos por ejemplo el guisante o las coles de bruselas, que tienen un alto coste en cuanto a mano de obra y tanto su control como su recolección son tareas «muy caras», declara el dueño.

Esta forma de cultivo «posee muchas ventajas», dice Sánchez. «A nivel agronómico y medioambiental se reduce la contaminación de las capas feriátricas por nitratos, que es uno de los grandes problemas para el Mar Menor. Además, aumenta la biodiversidad por su beneficio a la fauna» y, en cuanto al impacto directo sobre el ser humano, estos productos «saben a lo que te comes» porque no llevan pesticidas y «tampoco dejan residuos en el cuerpo», manifiesta el agricultor, en comparación con los demás productos «convencionales», matiza.