'Siempre fuerte, siempre activo'. Este es el lema de Juan Ignacio Serrano Agüera, un joven cartagenero de 19 años, que ha adoptado el positivo mensaje del malagueño Pablo Ráez, enfermo de leucemia que murió en febrero. Juancho lleva quince días ingresado en el hospital de Santa Lucía tras diagnosticarle una leucemia linfoblástica aguda, un cáncer en la sangre que le afecta al sistema nervioso central y a las meninges. Sus amigos piden trasplantes de médula y de sangre para Juan 'El Bético' -apodo que recibe por su afición a este equipo de fútbol sevillano-, a través de las redes sociales y, en pocos días, han logrado que su foto se haga viral gracias también al apoyo de la asociación 'Médula para todos' de Murcia, señala Alicia, una amiga de la familia que para Juancho, como le conocen en casa, es como si fuera de su propia sangre.

Vecino de la Nueva Cartagena, Juancho, que tiene una hermana que está a punto de cumplir siete años, estudió en el colegio San Vicente de Paúl y pronto entró a trabajar en la fábrica de Ricardo Fuentes e Hijos. Tras un breve periodo ocupado en el campo, volvió a la empresa, de la que salió el 7 de junio camino del consultorio de San Antón «porque no me encontraba bien. Me dolía mucho la cabeza y la garganta. Llamé a mi madre para que me comprara antibióticos. Tenía hematomas en las piernas, pero creía que sería de algún golpe que me había dado sin darme cuenta. No vieron ninguna anomalía, me mandaron corticoides y me dijeron que descansara en casa», comenta desde la cama del hospital. Utiliza el teléfono de Alicia porque no se atreve a coger el suyo debido a los miles de mensajes que recibe en Facebook e Instagram, incluso de gente que no conoce de nada.

Esa misma tarde, a Juancho empezó a faltarle el aire. «Me asfixiaba al respirar. Aproveché que mi madre iba ir a trabajar y fuimos a Urgencias. En cuestión de 10 minutos pasé a estar en cama y con dos vías puestas», relata. Su familia supo el diagnóstico en una hora, pero Amparo, su madre, esperó a la noche siguiente para decírselo «cuando nos quedamos solos y estaba un poco más calmada», dice.

Esta es la segunda semana de quimioterapia. La primera le hicieron una punción por si la medicación no le llegaba por las venas. La pérdida del cabello no es más que una anécdota. Ya se ha rapado la cabeza por consejo de los psicólogos. «Mis colegas me conocen desde hace muchos años y lo primero que hicieron fue raparse todos para que no me sintiera solo», destaca antes de insistir en la importancia de las donaciones de sangre y de médula. «De momento me han dicho que a lo mejor no requiero un transplante de médula, aunque tampoco lo han descartado, pero la gente tiene que llenar los bancos de sangre, sólo en 15 días me han hecho cinco transfusiones de plaquetas, y no lo digo por mí sino por todas las personas que padecen esta enfermedad», asegura.

Sobre la repercusión que tiene su foto en las redes, dice: «Macarena y Alicia están todo el día llamándome y colgando cosas. No puedo responder todos los mensajes. En cuestión de 10 días he consumido seis gigas de internet».

El pasado sábado, Alicia pidió al grupo Filiu y Cia, que actuó en las fiestas de Vista Alegre, que le dejaran subir al escenario con un mensaje para Juancho. Los músicos le dedicaron una canción y en 48 días ha superado las 3.000 reproducciones en YouTube. Convencido de que este episodio es «sólo un bache», afirma que «cuando salga de aquí, me va a faltar agenda para asistir a los eventos y celebraciones que me van preparando», afirma.

Juancho, que fue miembro de las Juventudes Marianas, está sorprendido de la cantidad de personas de la que ya casi ni se acordaba «y me están llamando de Galicia, de Sevilla, de Granada, de Linares. Gente con la que coincidí a lo mejor un día de convivencia, y sus mensajes me reconfortan», señala. Otro amigo, «un cura que está en el camino de Santiago, se ha puesto la camiseta del Betis en la última etapa», comenta. Con el apoyo de Yaiza, su novia, sus amigos y su familia, Juancho dice que aún le faltan 40 ó 50 días en el hospital. «El verano va a ser diferente, me han dicho que el primer año y medio es follonero», dice antes de agradecer todas las muestras de cariño.