ue alegría hacerme eco y repasar este espléndido libro sobre la felicidad cristiana. Un tema sobre el que se ha escrito con poca seriedad y con hondura, pero que ya ha empezado a recorrer el buen camino. ¡Loado sea el Señor, aleluya!

¿Puedo recomendárselo a mis lectores? No se lo recomiendo, se lo suplico, lean, por favor, este libro. Miren lo que dice de él el excelente teólogo Maestro Xavier Picazo: «Esta es, quizá, la obra más importante en castellano (y otras lenguas) sobre la teología de la felicidad. Su autor, E. Brotóns, profesor y director del CRETA (Centro Regional de Estudios Teológicos de Aragón), preparó y defendió, en la Pontificia de Salamanca, una extraordinaria tesis doctoral titulada Felicidad y Trinidad a la luz de San Agustín. Ya entonces, pensó que sería bueno recoger algunas de sus aportaciones y reelaborarlas para un público más amplio. Pero los años han pasado y, en vez de condensar aquella obra, Brotóns ha decidido escribir partiendo de ella este tratado de conjunto sobre la felicidad cristiana».

Yo hubiera cambiado el título, poniendo simplemente Teología de la Felicidad, pues de ella trata el libro; felicidad no es un motivo secundario, sino un tema troncal del pensamiento y la vida cristiana. Y, así como otros han escrito una teología de la liberación o de las realidades terrestres, se puede elaborar „y Brotóns ha elaborado„ una espléndida teología de la felicidad, partiendo de la promesa (AT) y del Evangelio (NT), mostrando cómo Dios es felicidad para los hombres, y los hombres han sido creados en Cristo para la bienaventuranza. Esta es quizá la mejor definición de Dios: Felicidad para los hombres, Evangelio (Buena Nueva), no en otro lugar, en otro planeta, ni tampoco más allá o después, sino en esta misma vida, en contra de quienes han querido convertirle en pura ley, absoluto metafísico.

Abriendo un camino en la experiencia cristiana, revelando a Dios como Felicidad, desde el AT y el NT, pasando por la gran teología y superando un tipo de secularización antiteísta de la felicidad antidivina, Brotóns ha realizado un ingente servicio, no solo a la gran teología académica, sino a la visión más honda de la realidad cristiana.

La base sigue siendo la antigua tesis, donde realizaba un análisis semántico, sociológico, histórico, filosófico y teológico de la felicidad desde San Agustín. Este libro es mucho más que un desarrollo del anterior. Nuevo y esencial es su estudio de la felicidad en el pensamiento clásico de Grecia y Roma y, sobre todo, su análisis más hondo del AT y el NT, con el pensamiento posterior de la cristiandad antigua.

En esa línea, durante muchos siglos, ha podido parecer que la felicidad era un monopolio de la fe cristiana. Pero, a partir de la Edad Moderna, se ha dado una intensa secularización, con su aspecto positivo y negativo:

Resulta positivo el redescubrimiento del valor humano de la felicidad, vinculada al despliegue de la naturaleza y de la vida humana.

Negativo el intento de crear una felicidad sin referencia a lo divino, corriendo el riesgo de banalizarla y convertirla en objeto del mercado de consumo.