Que cualquier motivo era bueno para hacer un guiño al pasado romano de nuestra ciudad es algo que debió pensar Antonio Martínez Costa, presidente del Vespa Club Cartagena a principios del verano de 1961. Digo esto porque el 22 de junio de ese año dirigió entusiasmado una carta al alcalde Federico Trillo solicitando el patrocinio del Ayuntamiento para una gran prueba del deporte del motor. En dicha misiva informaba a la primera autoridad de la concesión por parte de la Real Federación Motociclista Española de una de las fases del campeonato regional de Levante, puntuable para el campeonato de España y abierta a todos los clubs y marcas. No ocultaba Antonio Martínez el honor que representaba para su club el hecho de que la Federación hubiera confiado en ellos, pues había otras organizaciones motoristas de ciudades como Albacete, Alicante o Murcia que también aspiraban a organizarla. La repercusión económica para la ciudad sería importantísima pues los corredores de Castellón, Valencia y Alicante tendrían que desplazarse para participar en nuestra prueba.

El guiño histórico que mencioné al principio estaba claro pues el nombre propuesto inicialmente al alcalde para la competición fue el de ´Carthago Nova´, pero al final acabaría siendo ´Carthago Spartaria´, denominación que tuvo nuestra ciudad cuando en época bizantina se convirtió en capital de la provincia de Spania. Una vez conseguido el beneplácito y el ansiado apoyo económico del Ayuntamiento se pusieron manos a la obra para elaborar el reglamento gracias al cual conocemos detalles de este rally que se celebró el 22 de octubre de 1961.

El recorrido se dividió en tres etapas, Cartagena-Murcia la primera, Murcia-San Pedro del Pinatar la segunda y desde esta última población hasta Cartagena la tercera. Más de ciento ochenta kilómetros y sus correspondientes neutralizaciones con salida desde las inmediaciones de la Fábrica de Productos Químicos en la carretera de La Unión y llegada en la Alameda de San Antón.

Respecto a las categorías llamó la atención la inclusión de automóviles en la categoría A junto con las motocicletas de más de 100 c.c., mientras que la categoría B se reservó para scooters hasta 150 c.c. y motocicletas hasta 100 c.c. El precio de los derechos de inscripción osciló entre las cien pesetas de las motocicletas y las ciento cincuenta de los automóviles. A cada participante se le entregó un banderín de recuerdo, un vale para un desayuno en El Albujón durante la neutralización en ese punto, y una bolsa de comida para la concentración posterior a la prueba que tuvo lugar en los jardines de la Mancomunidad de los canales del Taibilla.

Entre los trofeos destacaron los entregados por el capitán general del Departamento, el alcalde y la conocida cerveza cartagenera ´El Azor´, de grato recuerdo para muchos de los lectores. El ganador de la prueba en motocicletas fue Antonio Hernández, y en automóviles B. Zamora, ambos del Vespa Club Cartagena, por lo que se puede afirmar que el Carthago Spartaria fue todo un éxito para el club cartagenero.